Brasil: vicepresidente deja labor de coordinador político del Gobierno

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BRASILIA.- El vicepresidente brasileño, Michel Temer (foto), ha abandonado la tarea de «coordinador político» del Gobierno que le había asignado la mandataria Dilma Rousseff en su intento de mantener unida a su base de apoyo, informaron hoy medios oficiales.

Según fuentes oficiales, citadas por la Agencia Brasil (oficial), Temer le comunicó su decisión a Rousseff hoy y la atribuyó a que su misión era trabajar por la aprobación en el Congreso de unas medidas de ajuste fiscal, que ya casi en su totalidad han sido respaldadas por las cámaras.

El vicepresidente, de acuerdo con fuentes de su despacho, seguirá ahora con las labores propias de su cargo, pero dejará el «día a día» de la articulación política del Ejecutivo, aunque «mantendrá el diálogo» con la base parlamentaria de la coalición oficialista.

Temer lidera el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la fuerza electoral más importante del país, y su papel como coordinador político desde el pasado abril fue clave para mediatizar las voces que en esa formación demandan una ruptura con el Gobierno y con el Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff.

Entre los dirigentes que encabezan la disidencia interna en el PMDB destaca el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien la semana pasada fue formalmente acusado ante la Corte Suprema por actos de corrupción vinculados a los escándalos en la estatal Petrobras.

Hace un mes, cuando la Fiscalía preparaba su denuncia al Supremo, Cunha había anunciado su decisión «personal» de pasar a engrosar la oposición, un paso que otros dirigentes del PMDB estarían dispuestos a dar.

Las corruptelas en la petrolera, que implican a unas veinte grandes empresas privadas y a medio centenar de políticos, que en su mayoría pertenecen a la coalición oficialista, se han combinado con una difícil situación económica y derrumbado la popularidad de la presidenta Rousseff a un escaso 8%, según recientes sondeos.

La mandataria ha sido blanco de numerosas protestas, como las que el pasado día 16 llevaron a la calle a casi un millón de personas que exigieron su renuncia o destitución.

Rousseff, reelegida en octubre del 2014 para un nuevo cuatrienio que comenzó el pasado 1 de enero, ya ha dicho en más de una ocasión que no se plantea renunciar y, hasta ahora, las presiones para que el Congreso inicie un juicio político con miras a su destitución carecen de base jurídica.

Temer, quien asumiría la Presidencia en cualquiera de esos casos, ha admitido que la situación del país es «grave» y reconocido los problemas que existen en la economía, que está al borde de una recesión, y en la base política del Gobierno, que se ha atomizado y en la que existen fuertes disidencias, no solo dentro del PMDB.

«No tengo dudas de que la situación es grave. Hay una crisis política y hay una crisis económica que deben ser ajustadas», dijo Temer hace veinte días.

En esa oportunidad, apuntó también que «es preciso que alguien tenga la capacidad definitiva de reunificar y reunir a todos», a fin de evitar que «el país entre en una crisis más desagradable».

 

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