SANTIAGO DE CHILE.- El Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile recayó este año sobre la bailarina británica Joan Turner, viuda del icónico folclorista Víctor Jara, asesinado durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La ministra chilena de Cultura, Consuelo Valdés, explicó en Twitter que el galardón le fue concebido «por su sobresaliente trayectoria en el desarrollo de la danza en Chile y su incansable trabajo como coreógrafa y maestra de generaciones».
Joan Turner nació en Londres en el año 1927. Egresó de la Escuela de Danza de Sigurd Leerder y pasó a formar parte de la Compañía Ballets de Joos, con la que recorrió gran parte de Europa como bailarina solista.
Turner, también conocida como Joan Jara, desempeñó una importante labor universitaria y popular en la difusión de la danza en Chile, que combinó con su faceta de activista política reivindicando los crímenes del régimen.
De joven, recorrió Europa con una compañía alemana de ballet, en la que se emparejó con el bailarín y actor chileno Patricio Bunster, con el cual se trasladó a Chile para ingresar al ballet nacional y posteriormente ejercer como docente en la Universidad de Chile.
En la década de 1960, contrajo nupcias con Víctor Jara, que se convirtió en un referente cultural durante el Gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973) y se convirtió en un icono de la canción protesta.
Por su relación con este régimen, Jara fue torturado y asesinado el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del alzamiento militar, tras ser detenido en Santiago junto con un grupo de profesores y alumnos de la universidad donde era docente.
Después del golpe de Estado (1973), Turner partió al exilio a Reino Unido junto a sus dos hijas y regresó a Chile a mediados de la década de 1980.
Desde entonces ha luchado sin cesar por esclarecer la verdad del asesinato de su marido, creó la Fundación Víctor Jara y, en paralelo, creó el Centro de Danza Espiral, clave en la formación de varias generaciones de bailarines y coreógrafos.
En el 2009, recibió la nacionalidad chilena por gracia, en reconocimiento a su aporte a la cultura, su trayectoria humana y su lucha por la recuperación de la democracia tras la dictadura militar, que dejó al menos 40.000 víctimas y más de 3,000 asesinados o desaparecidos a manos de agentes.
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