Cerca de 140 años después de su fundación, la Metropolitan Opera interpretó por primera vez una obra compuesta por un músico negro, un punto de inflexión con el que la prestigiosa institución trata de alejarse de su imagen elitista y anticuada para sumarse a los esfuerzos del mundo del arte estadounidense por abrir las puertas a una mayor diversidad.
El momento histórico, que se produjo en la noche de reapertura de la Met Opera tras año y medio de cierre, se palpaba en el ambiente. Interminables colas de neoyorquinos engalanados esperaban impacientes frente a las puertas del auditorio, con la tarjeta de vacunación en mano y las obligatorias mascarillas listas.
Tras unos pocos acordes, el público en pie dedicó una acogedora ovación de bienvenida a «Fire Shut Up In My Bones», una adaptación de la dura autobiografía del columnista del New York Times Charles Blow, que relata las dificultades que atraviesa un joven negro en una localidad rural de Luisiana en una vida marcada por violencia y abusos sexuales.
Muy alejada de clásicos como «El barbero de Sevilla», «Fire Shut Up In My Bones» incluye escenas en plantas de procesado de carne, clubs nocturnos o iglesias evangélicas, con momentos dedicados a la danza urbana y una clara influencia del jazz, dado que el compositor de la obra, Terence Blanchard, ha dedicado toda una vida a ese género.
«Este es un momento sociológico muy importante», dijo a Efe Andrea Siben, una patrona de las artes de Nueva York y amante de la ópera que no se quiso perder el evento. «El público hoy es completamente distinto, es como si fuera otro mundo», explicó entusiasmada.
En esta ocasión, los 3.600 afortunados que ocupaban las butacas de la Met Opera no fueron los únicos que pudieron ver el espectáculo cargado de significado, porque otras 3.700 personas lo siguieron en directo desde distintas pantallas dispuestas en espacios públicos, una de ellas en el barrio de Harlem, una zona de población mayoritariamente negra.
El compositor Blanchard, quien hoy estuvo en Harlem, dijo en una entrevista con Efe que había sentido una mezcla de emociones ante esta importante ocasión, puesto que «muchos otros» debían haber ocupado esa posición antes que él.
«Es un honor y una experiencia abrumadora, pero sé que no soy el primero en estar capacitado para esto, ha habido muchos otros compositores antes que yo que se merecían ese honor», planteó.
Pese a ello, el compositor quiso centrarse en los aspectos positivos. «Siento que la Met Opera está tratando de avanzar y rectificar la situación», subrayó el músico, ganador de cinco premios Grammy, en referencia a la escasa atención que se ha prestado en el mundo de la ópera al talento afroamericano.
«Han anunciado que van a hacer la ópera de Malcolm X, así que aunque soy el primero, no seré el único, lo cual es genial», agregó.
Blanchard también hizo un intento por relativizar las cosas, y subrayó que el retraso de la institución en posicionar a un afroamericano en este importante lugar no es un asunto que considere «grave», puesto que es una cuestión que «no se va a cobrar la vida de nadie».
«George Floyd puso las cosas en perspectiva para mí», dice en referencia al afroamericano que murió a manos de un agente en Mineápolis en mayo de 2020, que provocó una oleada de protestas por la violencia policial contra los afroamericanos en EE.UU.
Unos pocos días antes del estreno, el protagonista de la obra, el barítono afroamericano Will Liverman, admitió estar sintiendo la presión de ser el centro de tantas miradas en un momento tan significativo para el mundo de la ópera.
«Contar esta historia que tiene tanta cultura negra auténtica para mí es algo muy grande, y eso es en lo que me estoy centrando», explicó.
Para Liverman, «Fire Shut Up In My Bones» es un avance, pero en realidad el objetivo final es que este tipo de eventos dejen de ser noticiosos.
«Queremos llegar a un momento en el que podamos dejar de ser la primera persona en lograr esto o aquello, y simplemente ser, pero aún estamos en un punto en el que estamos rompiendo barreras», zanjó. EFE