La ciencia puede ayudar a frenar deterioro de la Amazonía, pero no sola

 

Científicos, indígenas y ONG discutieron en un encuentro telemático internacional cómo prevenir el punto de inflexión de la Amazonia. Foto: Ana Cotta / Flickr

MÉXICO – Si bien existen herramientas y plataformas tecnológicas que pueden ayudar a monitorear la degradación de la Amazonia y evitar que esta zona llegue a un punto de inflexión, no pueden ser una solución sin la participación de la sociedad civil, los grupos indígenas y, sobre todo, los tomadores de decisiones.

Este es uno de los mensajes más importantes acordados como resultado de la conferencia digital “GLF Amazon: Punto de inflexión, soluciones de adentro hacia afuera”, que tuvo lugar del 21 al 23 de septiembre de 2021, y reunió a cientos de personas preocupadas por la degradación que vive este territorio.

El punto de inflexión se refiere al momento en que la Amazonía superará el límite de las acciones humanas y perderá irreversiblemente su capacidad de generar servicios ecosistémicos, como el agua, el secuestro de carbono y la regulación climática.

“El día que se pierdan esos servicios ecosistémicos para el mundo y cuando deje de tener la capacidad para soportar los medios de vida de las comunidades de manera sostenible es cuando habremos pasado ese punto de inflexión”, dijo la ecóloga Marcela Quintero de Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat) a SciDev.Net.

La comunidad científica predice que este punto de inflexión ocurrirá en 15 a 20 años, cuando la cobertura arbórea disminuirá hasta un punto en el que la Amazonía ya no sea una selva tropical sino una zona seca. Esto se debe a que el área ya ha perdido 18 por ciento de su cobertura arbórea y está perdiendo 1 por ciento más cada tres años, lo que amenaza a la biodiversidad y a los seres humanos, especialmente a los 30 millones de personas que viven allí.

“El día que se pierdan esos servicios ecosistémicos para el mundo y cuando deje de tener la capacidad para soportar los medios de vida de las comunidades de manera sostenible es cuando habremos pasado ese punto de inflexión”: Marcela Quintero.

“El sureste de la Amazonia [donde ya se ha perdido alrededor de 20 por ciento de la cobertura debido a la deforestación] está en emergencia”, dijo Luciana Gatti, investigadora principal sobre cambio climático en el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil y autora principal de un estudio publicado en Nature que informa sobre los impactos de las emisiones netas de carbono positivas de la Amazonía.

Para evitarlo, varios especialistas coinciden en que la ciencia y la tecnología son determinantes, y existe una gran diversidad de estudios, herramientas y plataformas que sirven a dos propósitos importantes: monitorear estos impactos y anticipar cambios irreversibles.

Por ejemplo, Geoservidor es un sistema de alerta temprana desarrollado por la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) para el monitoreo y acción indígena en defensa de la Amazonía.

Somai es otra plataforma que contiene datos científicos e históricos sobre anomalías climáticas y deforestación en la Amazonia, que sirve para mostrar las áreas más expuestas a eventos climáticos extremos como la sequía, el calor y las precipitaciones. Terra-i es otro sistema de alerta temprana para cambios en la cobertura del suelo.

Sin embargo, ninguna de estas herramientas por sí sola puede evitar el colapso de este territorio. “En Amazonas tenemos problemas con las comunicaciones, internet, celulares. La tecnología en sí, el GPS o las imágenes no son el cuello de botella sino cómo llegar al usuario”, dijo en la conferencia Mónica Romo, especialista regional de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés) en ambiente amazónico.

“Muchas iniciativas no tienen resultados porque si bien el conocimiento puede existir, [en las comunidades] no hay equipos, no hay un motor para que haya monitoreo de los territorios, no hay un equipamiento de cómputo para almacenar la información”, dijo Julio Casurichi, presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), en Perú.

Por lo tanto, para los especialistas, la ciencia y la tecnología pueden ayudar, pero por sí solas no pueden detener la degradación del Amazonas. Para Gatti, es necesario integrar estudios y observaciones de variaciones en la deforestación en la Amazonía con diferentes sectores de la sociedad que pueden actuar en este sentido: tomadores de decisiones, grupos indígenas y sociedad civil.

Quintero afirma que un desafío para encontrar soluciones a la degradación amazónica es que la propia comunidad científica escuche y atienda las necesidades locales. “Está bien desarrollar ciencia por ciencia, porque todavía hay muchos vacíos de conocimiento…, pero cuando hablamos de ciencia para el desarrollo es imprescindible entender para qué y para quién generamos esa ciencia”, dijo.

Este artículo se publicó originalmente en SciDevNet América Latina.

RV: EG

 

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