ROMA.-El aumento en la factura por la importación de los alimentos en 2021 afectará a los países en desarrollo, que gastarán en promedio 20 por ciento más por esas compras, indicó el último informe semestral de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Aunque el mercado global alimentario “muestra signos de una notable resistencia a las perturbaciones a lo largo de la pandemia covid-19”, según la FAO, el rápido aumento de los precios de los alimentos y de la energía plantea importantes problemas a los países más pobres y a los consumidores.
La cifra global de importación de alimentos puede que alcance un récord este año y llegue a 1,75 billones (millones de millones) de dólares, un incremento de 14 por ciento respecto a 2020 y 12 por ciento más de lo que se estimó en junio.
El aumento se debe a la subida de los precios de los alimentos comercializados internacionalmente, y a que los costos de transporte se multiplicaron por tres.
Solo en el mes de octubre los precios de los alimentos subieron en conjunto tres por ciento y su alza anualizada se ubicó en 31,3 por ciento.
Por ejemplo, el precio internacional de los cereales aumentó 22,4 por ciento (trigo 38 por ciento) en un año, los lácteos 15,5 por ciento, el azúcar 40 por ciento y los aceites vegetales subieron hasta 9,6 por ciento en un solo mes.
Son aumentos difíciles de asumir por las regiones en desarrollo, que concentran 40 por ciento del total de las importaciones de alimentos, y la FAO calcula que gastarán en esas compras 20 por ciento más que en 2020.
Los vehículos a gasolina tienen los días contados… en 20 años
Esos países enfrentan fuertes aumentos de los precios de alimentos básicos como cereales, grasas animales, aceites vegetales y semillas oleaginosas, mientras que alimentos como las frutas y las hortalizas, los productos de la pesca y las bebidas representan la mayor parte de los incrementos en las naciones desarrolladas.
En cuanto a producción, el informe señala que las perspectivas para los principales cereales siguen siendo sólidas, con una previsión de cosechas récord de arroz y de maíz durante este año, y se estima un mayor crecimiento en el uso de cereales para el consumo humano y animal.
Las proyecciones para la temporada 2021-2022 apuntan a algunas mejoras en la situación general de la oferta de semillas oleaginosas y sus productos derivados.
Se prevé una recuperación en la producción mundial de azúcar, aunque el comercio mundial de ese rubro disminuiría ligeramente debido a la menor disponibilidad en los principales países exportadores y al aumento de los precios.
Este año se prevé un aumento en la producción mundial de carne, sobre todo gracias a un rápido repunte de la producción en China, especialmente de la carne de cerdo. Se esperan notables aumentos de la producción impulsados por la demanda en todas las principales regiones productoras, excepto en Oceanía.
La producción mundial de leche crecerá en 2021, con aumentos previstos en todas las principales regiones productoras, encabezadas por Asia y América del Norte, y también se prevé una expansión del comercio mundial de productos lácteos.
El sector pesquero y de acuicultura crecería dos por ciento respecto a 2020, “lo que indica que es probable que la nueva dinámica del mercado resultante de la pandemia parece probable que perdure a largo plazo”, indicó el reporte.
El comercio de pescado se está recuperando a pesar de los elevados costos de transporte y los retrasos logísticos asociados a las medidas restrictivas tomadas en el marco del combate a la pandemia.
Finalmente, los análisis de la FAO muestran que un aumento en los precios de los insumos, como la energía, fertilizantes, plaguicidas, piensos y semillas, se traduce inmediatamente en precios más altos para los alimentos. (IPS).
A-E/HM- Foto: Yacine Imadalou/OIT