GLAGOW – Es urgente cambiar el tono “tóxico” de las negociaciones relacionadas con los impactos irreversibles del cambio climático, dijeron los líderes de la ciencia y la sociedad civil a los líderes políticos en la COP26, mientras estos se afanaban este viernes 12 en desbloquear la declaración final de la cumbre climática.
Los delegados presentes en la cumbre mundial señalaron que los países ricos se han negado a los pedidos de los países afectados por el clima que buscan apoyo financiero para evitar y hacer frente a las pérdidas y daños.
El término “pérdidas y daños” se refiere a los impactos irreversibles del cambio climático que ya no pueden adaptarse o mitigarse, generalmente asociados con eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías e incendios forestales.
Según los líderes climáticos no gubernamentales, la financiación climática, en particular para pérdidas y daños, es uno de los temas más importantes para los países en desarrollo que se están debatiendo en la cumbre climática.
Pero para algunos, el espacio para resolver el problema se ha restringido, y las conversaciones sobre pérdidas y daños se han dejado de lado.
Cientos de personas llenaron los pasillos de la Zona Azul de la COP26 el pasado 8 de noviembre en un esfuerzo por unirse a una reunión sobre ese tema, organizada por la Presidencia de la COP y el Centro Climático de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, pero muchas se quedaron fuera cuando la sala alcanzó su capacidad.
Saleemul Huq, director del Centro Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo (ICCCAD, en inglés) en Bangladesh, dijo que las conversaciones sobre pérdidas y daños deben apelar a los corazones y la humanidad de los negociadores.
“Desafortunadamente, las negociaciones se estancan en cuestiones tóxicas de responsabilidad y compensación”, dijo Huq en la reunión de Presidencia. “Necesitamos pensar en la humanidad. Eso es lo que estamos pidiendo aquí y no estamos recibiendo mucho a cambio”, subrayó.
El 8 de noviembre, el gobierno de Escocia prometió 1,36 millones de dólares por pérdidas y daños, apoyando a una asociación con el Fondo de Resiliencia de Justicia Climática con sede en Estados Unidos para ayudar a las comunidades a reconstruirse después de eventos relacionados con el clima.
Si bien esa cifra es pequeña podría ser “la gota que inicia la lluvia”, según James Bhagwan, secretario general de la Conferencia de Iglesias del Pacífico.
Hace 12 años, en la cumbre climática en Copenhague, los países desarrollados acordaron movilizar 100 000 millones de dólares al año en financiamiento climático para 2020, una promesa que aún no se ha cumplido.
Sven Harmeling, líder de políticas globales sobre cambio climático y resiliencia en CARE International, cree que los países en desarrollo están siendo “silenciados” por los países ricos que se resistieron a los llamados para discutir la financiación de pérdidas y daños.
“Creemos que es absolutamente inapropiado”, dijo Harmeling. “Cuando los países desarrollados prometieron US$ 100 mil millones fue para adaptación y mitigación. Fue en un momento —en 2009— cuando básicamente nadie hablaba de pérdidas y daños”.
“También argumentamos que existe una necesidad adicional de financiamiento para hacer frente a las pérdidas y los daños. A los países desarrollados no les gusta esa idea y tampoco les gusta la idea de un flujo de financiación independiente. Creo que hay formas en la práctica en las que la adaptación y las acciones de pérdida y daño pueden integrarse, pero todavía no son lo mismo”.
Mohamed Adow, director del grupo de expertos en energía y clima Power Shift Africa, dijo que las conversaciones sobre pérdidas y daños a menudo han dejado de lado el tema de las finanzas para evitar discusiones sobre responsabilidad legal y compensación. Pero indicó que las negociaciones habían ido más allá de la cuestión de la indemnización y que había muchas formas de dar apoyo sin asumir responsabilidades.
María Laura Rojas Vellejo, directora ejecutiva de Transforma, grupo climático colombiano sin fines de lucro, dijo que la calidad del apoyo financiero disponible para pérdidas y daños es crucial.
“Lo que quiero decir con calidad es ¿cómo se ponen a disposición de los países en desarrollo los recursos que están disponibles para la financiación climática?”, explicó Rojas Vellejo. “El problema es que muchos de [los recursos] están disponibles en forma de préstamos, lo que aumenta la deuda pública de los países. Este no debería ser el caso”, añadió.
La experta agregó que se deberían otorgar “préstamos en condiciones favorables” —aquellos que tienen tasas de interés inferiores a las del mercado o períodos de reembolso más largos—, y que en lugar de solo préstamos comerciales y privados, debería haber subvenciones disponibles.
En la penúltima cumbre climática, la COP25 de Madrid en 2019, se estableció la Red de Santiago para evitar, minimizar y abordar las pérdidas y los daños mediante la catalización de la asistencia técnica para los países en desarrollo vulnerables al clima.
“Hasta ahora, (la Red de Santiago) solo ha sido un sitio web donde se han anotado algunas organizaciones”, dijo Harmeling. “Aún no hay capacidad de secretaría, las funciones han sido muy amplias. Es importante dejar en claro los próximos pasos”.
“Como medida provisional, debe haber una secretaría claramente dedicada y con apoyo financiero. Espero que lleguemos a esto al final de esta COP26”, expresó Rojas Vallejo.
Este artículo se publicó originalmente en ScidevNet América Latina.
RV: EG
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