BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino calificó hoy de «locura» la petición lanzada ayer por varios líderes de la oposición para que se reforme el sistema electoral de cara a las generales de octubre, a raíz de los incidentes y acusaciones de fraude en los recientes comicios de la provincia de Tucumán (norte).
«Faltan cincuenta días (para los comicios). No se puede cambiar de caballo a la mitad del río», dijo hoy el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández (foto), durante su contacto diario con los medios.
«El Gobierno no puede reformar el sistema electoral porque si lo hiciera con toda la buena voluntad, cosa que me parece una aberración desde el punto de vista de lo jurídico, (la reforma) caería inmediatamente en una medida cautelar, de cualquier sensato que la presentara, porque la Cámara Nacional Electoral daría por tierra semejante locura», sostuvo.
Este miércoles, en un gesto poco habitual, tres de los cinco aspirantes opositores que competirán por la Presidencia en octubre comparecieron juntos en Buenos Aires para reclamar cambios en el sistema electoral para las generales de octubre.
Mauricio Macri, de la conservadora Propuesta Republicana; Sergio Massa, del peronista disidente Frente Renovador; y Margarita Stolbizer, del bloque de centroizquierda Gen; se unieron para pedir al Gobierno que garantice la transparencia y que tome medidas para evitar incidentes como los ocurridos en Tucumán el pasado domingo, donde se quemaron urnas y se lanzaron acusaciones de fraude.
«Es uno de los tantos versos para que parezcan que son preocupados y serios a la hora de tomar decisiones, pero lo menos que son (es) serios y preocupados. Preocuparse es trabajar políticamente para ganar elecciones, las pierden y hacen esta pantomima», dijo Fernández.
Las críticas al actual sistema electoral se han repetido a lo largo de los últimos meses por las polémicas registradas en otras citas del maratoniano calendario electoral que atraviesa Argentina el 2015.
Además de las irregularidades detectadas en Tucumán, la oposición argentina denunció robo de papeletas y votos no contabilizados en las primarias de la provincia de Buenos Aires, mientras que sembró dudas sobre el ajustado triunfo del socialismo en la provincia argentina de Santa Fe (centro).