BERLÍN.- El futuro líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, se comprometió hoy a mantener el cordón sanitario en torno a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y amenazó con la expulsión a quien busque cooperar con ese partido.
«Conmigo habrá un cortafuegos claro frente a la AfD», afirmó en declaraciones al semanario Der Spiegel Merz, elegido por las bases de la CDU como nuevo líder del partido y a la espera de ser ratificado en ese cargo por el congreso del partido del próximo enero.
Merz, rival histórico de la excanciller y exjefa del partido Angela Merkel, representa al ala derechista del partido y se impuso con un 62 % de los votos frente a los dos aspirantes de la línea centrista, Norbert Röttgen y Helge Braun.
«Quien alce la mano para proponer cooperar con la AfD se encontrará al día siguiente con un proceso de expulsión«, prosigue, para garantizar que mantendrá «desde el primer momento» una clara distancia respecto a ese partido.
El nuevo líder conservador alude a continuación al patriarca de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) Franz-Josef Strauss, quien mantuvo la consigna de que no debía dejarse espacio político a la derecha.
«Strauss tenía razón», apunta Merz, en dirección al partido bávaro, hermanado con la CDU y tradicionalmente más derechista que ésta.
La AfD es rechazada como aliada, en cualquier constelación directa o indirecta, por el resto del espectro parlamentario alemán. Este cordón sanitario se rompió de facto momentáneamente en 2019 a escala regional, en Turingia (este del país), lo que precipitó una crisis interna en la CDU y una serie de dimisiones en cascada.
Dentro de la CDU persisten corrientes internas favorables al «diálogo» con la AfD, especialmente en el este del país, donde la ultraderecha logra sus mejores resultados y victorias de distrito.
Merz se impuso en la votación entre las bases con un discurso algo más moderado que en sus dos anteriores intentos por alcanzar la presidencia de la CDU, en 2018 y en 2019, en que fue derrotado por los centristas Annegret Kramp-Karrenbauer y Armin Laschet, respectivamente.
Su victoria tiene cierto aire de revancha frente a la línea de Merkel, quien ingresó en la CDU en 1990 y se convirtió en su presidenta en el 2000, para desplazar dos años después a Merz del puesto de líder de la oposición en el Parlamento (Bundestag).
A esa situación siguió el abandono de Merz de la vanguardia política, para regresar como aspirante a la presidencia de la CDU en 2018, el año en que Merkel anunció su retirada del poder.
En su entrevista con «Der Spiegel», el futuro líder de los conservadores alemanes admite que «minusvaloró» a Merkel como líder, en alusión a las presiones ejercidas por una serie de hombres fuertes del partido, que trataron de frenar su ascenso.
Afirma que quisiera seguir contando con la excanciller en alguna posición del partido, sin especificar cuál, así como su propósito de mantener «una buena relación» con los cuatro expresidentes de la CDU vivos -es decir, Wolfgang Schäuble, la misma Merkel, Kramp-Karrenbauer y Laschet-.
Merkel ha afirmado reiteradamente que, una vez retirada del poder, no piensa ejercer ningún otro cargo político. En los últimos dos años, tras dejar la jefatura de la CDU, ha seguido integrada en la CDU en razón de su cargo de canciller.
No hay un puesto previsto para ella cuando ésta se renueve, lo que ocurrirá en el próximo congreso federal. Helmut Kohl, canciller entre 1982 y 1998 y líder de la CDU durante un cuarto de siglo, se convirtió en su presidente honorario tras dejar la vanguardia política, puesto que luego quedó «en suspenso» al estallar el escándalo de financiación irregular en el partido. EFE