JERUSALÉN (Israel).- El barrio de Sheij Jarrá, en Jerusalén Este, y detonante el año pasado de los peores enfrentamientos en meses entre Israel y el movimiento islamista Hamás, ha sido escenario de nuevos enfrentamientos después de que el diputado israelí de extrema derecha Itamar Ben Gvirdecidiera reabrir una oficina como exhibición de fuerza sobre la población palestina del barrio.
«Nosotros somos los propietarios», hizo saber Ben Gvir, diputado por el Partido Sionista Religioso este pasado sábado en declaraciones de repulsa a Hamás como «una organización terrorista y asesina que no puede operar en Jerusalén, donde los vehículos son incendiados y los niños resultan heridos».
«Somos los terratenientes», declaró Ben Gvir en comentarios recogidos por el diario israelí ‘Haaretz’ antes de agregar que «al terror se le responde con terror».
Las declaraciones de Ben Gvir (foto) inflamaron inmediatamente los ánimos de los habitantes de Sheij Jarrá, así como de Hamás, lo que llevó al despliegue de decenas de policías en el lugar, en el principio de dos días de enfrentamientos a tres bandas entre palestinos, policía y colonos israelíes.
De momento se tiene constancia de dos heridos, ambos israelíes, uno de ellos presuntamente atropellado por un palestino que había perdido el control de su vehículo tras ser rociado con gas pimienta por las fuerzas de seguridad israelíes. Seis palestinos han sido detenidos, entre ellos el conductor.
El portavoz de Hamás en Jerusalén, Mohamad Hamadé, ha avisado a Ben Gvir que está jugando «con fuego» y ha advertido a Israel de que la actividad de la organización en Jerusalén Este se puede reanudar en cualquier momento. «Todos los pueblos y ciudades de Cisjordania», ha dicho, «se convertirán en un espacio de confrontación contra la ocupación y los colonos».
Las históricas tensiones en el barrio alcanzaron un máximo en mayo de 2021, cuando se produjeron protestas y disturbios por un plan de desalojo en la zona que, tras unos incidentes en la Explanada de las Mezquitas, derivó en unos combates durante varios días entre Israel y Hamás.
Hamás lanzó varios proyectiles el 10 de mayo contra Jerusalén después de que agentes israelíes irrumpieran en la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes, y agrediera a varios palestinos, lo que llevó a Israel a bombardear objetivos en la Franja de Gaza.
Los combates, que llegaron a su fin once días después, se saldaron con más de 250 muertos en el enclave palestino y doce en Israel, entre ellos una ciudadana india y dos filipinos, además de más de 20 palestinos muertos por disparos de las fuerzas de seguridad israelíes en Cisjordania.
Fuente: Europa Press