Omo I, el famoso cráneo de Homo sapiens hallado en Etiopía en los 60 (conocido como uno de los hombres de Kibish), es 36.000 años más antiguo de lo que se había estimado, según una nueva datación basada en las huellas de una antigua gran erupción volcánica
Las nuevas dataciones de los yacimientos paleontológicos obligan a reescribir con frecuencia algunos aspectos de la historia de la evolución humana. Este miércoles, cambia lo que sabemos de Omo 1, uno de los fósiles más importantes de nuestra especie –Homo sapiens–, que ha resultado ser más antiguo de lo que se había estimado hasta ahora. Treinta y seis mil años, en concreto.
El cráneo denominado Omo I pertenece a uno de los dos hombres de Kibish hallados en 1967 en el sur de Etiopía por el paleontólogo Richard Leaky. Se encontraron restos de dos individuos (Omo I y Omo II) en la formación rocosa de Kibish, en el valle del río Omo, de ahí su nombre.
Hasta ahora se pensaba que el individuo conocido como Omo I había vivido hace unos 197.000 años pero un nuevo estudio de los depósitos de ceniza procedentes de una antigua erupción volcánica que se encontraban sobre los sedimientos en la que se halló el fósil han llevado a un equipo de investigadores a cambiar la datación.
Como argumenta el equipo de la Universidad de Cambridge liderado por la vulcanóloga Céline Vidal en un estudio publicado en la revista Nature, esos depósitos volcánicos proceden de una gran erupción volcánica explosiva del volcán Shala.
«En lugar de tener menos de 200.000 años, ahora sabemos que su antigüedad supera los 233.000 años. Ha sido muy emocionante descubrir que nuestro ancestro más antiguo ‘incuestionable’ es más antiguo de lo que se había estimado. Y es un resultado que concuerda con los modelos más recientes de evolución humana, que establecen el origen de nuestra especie entre 350.000 y 200.000 años», señala a este diario Céline Vidal, autora principal del estudio.
Céline Vidal aclara que, desde su punto de vista, Omo I sería «el miembro incuestionable más antiguo de nuestra especie» y con rasgos más parecidos a los humanos modernos porque, aunque se han encontrado fósiles atribuidos a Homo sapiens más antiguos, tenían menos rasgos en común con nosotros que el fósil etíope que protagoniza su investigación.
Hace 230.000 años nuestra especie, conformada casi como la conocemos hoy en día, salvando matices de una mayor robustez en los rasgos faciales y craneales, se paseaba ya por África.
Como repasa José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca, en Burgos, se han encontrado otros fósiles de Homo sapiens de una antiguedad parecida y bastante superior a los hombres de Kibish en otras zonas del mundo.Los más antiguos se hallaron en el yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, donde se recuperaron restos humanos con dataciones que llegaron hasta 315.000 años de antigüedad, con un rango de error de ± 34.000 años. «Los restos humanos tienen casi todos los atributos físicos que podríamos esperar en los miembros más antiguos de Homo sapiens, y sin duda se trata de los fósiles que más se aproximan al modelo de H. sapiens arcaico», explica el paleontólogo. No obstante, explica que «muchos colegas piensan que estos homininos serían algo así como la antesala de nuestra especie, plenamente conformada».
A Bermúdez de Castro no le ha sorprendido que esta nueva datación retrase la formación del yacimiento de Etiopía: «Hace 230.000 años nuestra especie, conformada casi como la conocemos hoy en día, salvando matices de una mayor robustez en los rasgos faciales y craneales, se paseaba ya por África. De esa misma antigüedad es el cráneo de Florisbad, en Sudáfrica, asignado por su descubridor Thomas Dryer a Homo helmei, pero en la actualidad incluido en Homo sapiens. Así que podemos seguir afirmando que los primeros homininos con un aspecto inéquivocamente como el nuestro se encuentran en África hace entre 300.000 y 200.000 años, un dato esperable que no cambia nada más que la datación de ese yacimiento», sostiene.
El paleontólogo español, sin relación con el estudio de Nature, recuerda que «las dataciones de los yacimientos, aunque son meritorias, no son una verdad absoluta ni deben darse nunca como un asunto zanjado» porque » las técnicas mejoran y siempre se encuentran nuevos métodos de datación, que deben ser empleados en todos los yacimientos».
Desde su punto de vista, «con esta evaluación continua nos podemos ir acercando a la realidad del tiempo en el que se depositaron los sedimentos y los fósiles. Si se realiza una batería de dataciones con diferentes métodos en cualquier yacimiento se obtiene un rango de edades, con un valor mínimo y un valor máximo. Cuando hay otros elementos a considerar en el yacimiento, como la fauna, el paleomagnetismo, etc., se puede debatir entonces cual podría ser la cronología más probable» concluye Bermúdez de Castro.
Fuente: europapress.es