Rosanne Casimir, Tk’emlúps te Secwépemc, una de las 20 delegadas de las Primeras Naciones, una asociación que agrupa a más de 900,000 indígenas de Canadá, ha pedido al Vaticano tener un acceso total y sin restricciones a los archivos y a los informes de los 139 internados, 64 de ellos gestionados por entidades católicas, donde se les imponía por la fuerza las tradiciones europeas.
«Hay un papel fundamental que debe desempeñar la Iglesia católica apoyando la desclasificación de los archivos, los informes y los documentos en su posesión», ha señalado tras reunirse con el Papa en rueda de prensa en la que ha hecho hincapié en el hallazgo de cientos de tumbas sin identificar en los terrenos donde se erigían los antiguos internados católicos de asimilación forzosa de población indígena.
«El acceso total a los archivos ayudará a identificar a nuestros niños y ayudará a curar el dolor de muchas familias que todavía no saben la verdad de lo que les pasó a sus seres queridos», ha asegurado.
De este modo, ha instado a contrastar «la verdad» y a ayudar a las personas que pertenecen a Primeras Naciones a saber finalmente lo que pasó con sus hijos y con sus seres queridos que nunca volvieron de las residencias. «Hay todavía mucha verdad que sigue enterrada», ha asegurado. De este modo, ha manifestado que no se trata de casos aislados sino de «muertes que fueron ocultadas», por lo que esas personas «tienen que ser identificadas».
Para Casimir, es «imperativo» que la Iglesia católica «asuma responsabilidades y tome medidas». «Esto necesariamente pasa por acciones de justicia de reparación –ha señalado–. Nuestra gente está experimentando las consecuencias del trauma que supuso este sistema por lo que es una urgente necesidad que se establezcan programas de salud mental y de apoyo psicológico para que puedan superarlo».
Por su parte, el representante jefe de las Primeras Naciones, Gerald Antoine, ha trasmitido su «profunda gratitud» al Papa Francisco y a los obispos canadienses -que han corrido con los gastos del viaje y que en septiembre ofrecieron a las tribus indígenas canadienses un fondo de 30 millones de dólares para programas de recuperación-.
«En la Capilla Sixtina del Vaticano he visto una pintura de dos personas que ponen juntos sus dedos. Eso es lo que he sentido en la reunión con el Santo Padre», ha descrito. De este modo, ha hecho hincapié en que han realizado un «viaje hacia la reconciliación con la Iglesia católica».
«Esperamos que las conversaciones continúen para aprender del pasado y compartir nuestra visión por un futuro lleno de esperanza», ha asegurado. De esta manera, ha declarado que decir la verdad sobre «el impacto devastador» que tuvieron estas residencias es parte del camino para superar el trauma.
Asimismo, Phil Fontaine, también delegada de las Primeras Naciones ha puesto el acento en la necesidad de que la Iglesia pida perdón. «Ofrecer sus disculpas y asumir responsabilidades es necesario para poner los cimientos en nuestro camino de reconciliación y para poder mirar la verdad de lo que pasó en esas residencias», ha añadido.
También ha sugerido que sería necesario, si el Papa viajara a Canadá -uno de los viajes previstos en la agenda internacional del Pontífice, aunque todavía no ha sido confirmado por el Vaticano-, que mostrara su «compromiso» para «visitar estas residencias» junto a supervivientes mientras «pide perdón» por la complicidad de la Iglesia católica.
El Vaticano se ha limitado a informar en un comunicado de que el encuentro se ha desarrollado en un clima de «cordialidad y cercanía». El Papa concluirá este viernes su ronda de reuniones privadas con representantes de los tres grupos de pueblos indígenas -los Inuit, los Métis y las Primeras Naciones- y está previsto que les dirija un discurso para pedirles perdón por la complicidad de la Iglesia en este sistema de reclusión para los niños indígenas que eran llevados a la fuerza -muchas veces en contra de la voluntad de sus padres- a estos colegios. El primero se creó en 1883 y el último cerró en 1996.
En 1976, se aprobó en Canadá la denominada Acta India, que estipuló, entre otros puntos, que los niños de las comunidades autóctonas pasaran a la tutela del Estado. Esta ley federal regula hasta hoy gran parte de las actividades de los pueblos indígenas. Unos 150.000 menores autóctonos pasaron por estas instituciones. En 2019, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación estableció que 4.134 niños fallecieron en estos centros. Sin embargo, algunos expertos calculan más de 6.000 decesos.
La mayor parte de estos centros eran gestionados por instituciones religiosas -católicas (un 46%), anglicanas y protestantes- que ya estaban acostumbradas a trabajar en el ámbito educativo y que estaban presentes entre los indígenas.
Fuente y foto Europa Press
⊕