No necesitamos analizar muchas estadísticas, ni siquiera mirar con mucho detalle a nuestro alrededor para darnos cuenta de la situación de la familia en nuestra sociedad.
Se habla con frecuencia de la crisis de la “familia tradicional”, dando a la familia un calificativo muy engañoso. La familia no es “tradicional” o “no tradicional”. La Familia o es familia o no es familia. Me explico.
Hablar de familia “tradicional”, puede dar lugar a pensar que se trata de una familia en la que se viven una serie de costumbres y reglas que se han mantenido a lo largo de los siglos, pero a las que se da hoy poco valor, y no van con algo que se da en llamar “espíritu del tiempo” que nadie se atrevería a decir en qué consiste ese “espíritu”, sabiendo todos que el tiempo no suele tener mucho “espíritu”.
Además, calificando de ese modo a la familia en la que se procura vivir las tres notas fundamentales de la familia natural y cristiana, querida por Dios al crear este mundo: unidad, indisolubilidad y abierta a la vida; se da pie para abrir la discusión sobre otros posibles modelos de familia que algunos dicen, sin ninguna razón seria, que pueden ser más acordes con las situaciones sociales en las que el hombre está viviendo hoy en el mundo occidental.
Jesús Martínez Madrid