PARÍS (Francia).- Casi 49 millones de personas están llamadas a votar este domingo en Francia en el marco de las elecciones legislativas, cuya segunda vuelta se celebrará el 19 de junio y que podría traducirse en un duro varapalo para el presidente, Emmanuel Macron, si no logra renovar su mayoría absoluta en el Parlamento.
La cita electoral se produce tan solo dos meses después de las elecciones presidenciales que permitirán a Macron permanecer otros cinco años en El Elíseo tras ganar a Marine Le Pen, que logró elevar a la ultraderecha por encima del 40 por ciento de los votos.
Ahora, las izquierdas aglutinadas por Jean- Luc Mélenchon en una sola candidatura bajo el nombre de Nueva Unión Popular Ecologista y Social (conocida como Nupes) aspiran a convertirse en el principal grupo opositor y arrebatar la mayoría a Macron en la Asamblea Nacional, algo que podría convertir al líder de Francia Insumisa en primer ministro, lo que generaría una convivencia entre presidente y jefe de Gobierno de distinto signo político.
En este caso, Macron y sus aliados de centro necesitarían unir fuerzas para sacar adelante sus proyectos y regulaciones, ya sea mediante la formación de una coalición de gobierno o recabando los votos necesarios en cada ocasión.
Este escenario requiere un mayor compromiso de las partes para sacar adelante la agenda de gobierno, y formar una coalición podría implicar dejar algunas carteras en manos de partidos rivales en aras de la cooperación.
La cohabitación se ha dado en otras tres ocasiones en la V República francesa, la última de ellas entre 1997 y 2002, y a priori la reducción de los mandatos presidenciales de siete a cinco años complica que vuelva a ocurrir.
Con las leyes actuales sobre la mesa, el Elíseo y la Asamblea Nacional se renuevan prácticamente a la vez, con apenas unas semanas de diferencia, por lo que la tendencia política apenas debería cambiar. Sin embargo, en esta ocasión los partidos opositores intentan hacer un frente anti-Macron, tanto a la izquierda como a la derecha del espectro político del presidente.
Mélenchon, que ha logrado unir a la izquierda por tan solo sexta vez en un siglo, trabaja así para sacar adelante un frente anti-Macron, una estrategia también seguida por Le Pen, que tiene la vista puesta no sólo en la ultraderecha sino también en los «patriotas» de grupos moderados como Los Republicanos.
Baja participación
La abstención podría tener un papel fundamental en las elecciones de este fin de semana. Según los sondeos, esta podría superar el récord del 51.3% registrado hace cinco años, en la línea de los resultados obtenidos tras las presidenciales, que se saldaron con unos niveles de abstención inéditos desde 1969.
Los expertos alertan de que la sociedad francesa se encuentra «insatisfecha y apática» en relación con la política y, además, Macron ha perdido el factor sorpresa con el que contaba en el 2017, cuando prometía un profundo cambio político.
Actualmente las encuestas apuntan a que la confianza en el jefe de Estado y su formación ha disminuido significativamente a medida que los franceses perciben al Gobierno como «insuficiente», si bien la población teme que la Nupes pueda fracasar allí donde el actual Ejecutivo ha logrado buenos resultados.
Todo apunta a que el abstencionismo podría alcanzar el 52% de cara a estas legislativas en un momento de gran relevancia para la política francesa y, sobre todo, para el futuro de Macron y sus aliados en el Parlamento.
Fuente Europa Press / foto Twitter