El clásico no fue un forado de virtudes, pero tuvo otros condimentos que lo hicieron caer en una provocación de emoción y se definió con un 2-0 a favor de Universitario.
Un clásico deja tela por cortar, como el que se jugó el domingo en Matute. Se comportó bien la visita y los dueños de casa con una resaca duradera del 4-1 en abril pasado pudiera ser la extensión de la goleada en el Monumental.
Alianza Lima jugó poco y nada con mucha parsimonia y aisladas jugadas que hubieran causado estragos en el arco de José Aurelio Carvallo. Barcos tuvo una inmejorable ocasión, pero fueron pocas las ocasiones creadas por la línea ofensiva blanquiazul.
En el repaso de lo sucedido aparece nítida la figura de Leonardo Rugel, mozuelo de 21 años que se disfrazó de ‘9’ para abrir el primer boquete en el arco defendido por Ángelo Campos.
Rugel no figuraba en los planes de Compagnucci de hacerlo jugar. Un hecho fortuito permitió su ingreso por la lesión de Federico Alonso apenas en el amanecer del cotejo.
El defensa de las canteras de la ‘U’ y que hizo su debut profesional en UTC, se coló en el área aliancista para hacer delirar al pueblo crema. La pelota suelta quedó a su merced y no tuvo reparo en anotar.
Es bueno que gente joven no desperdicien su momento de fortuna para mostrarse y decirle al DT, con su actuación, que merece ser tomado en cuenta a lo largo del campeonato.
Y quién sabe si más adelante este jovenzuelo. De buen juego aéreo, se consolide y forme parte de una paleta de opciones para el entrenador de la selección nacional Juan Máximo Reynoso.
La otra cara del clásico ocurrió con Jefferson Farfán en la cancha. Con visible exceso de peso y falto de fútbol por la extensa para, la ‘Foquita’ no aportó ni le cambió la cara al resultado.
El técnico Carlos Bustos su razón tuvo para arriesgar a un jugador de un rico pasado para exhibirlo en una clásico con los botines acaramelados por la falta de uso.
La opinión de Teófilo Cubillas, presente en Matute, dejó un cargo de conciencia para los aliancistas: ‘No se puede dejar a esa gente que llegó a Matute se vaya triste de regreso a casa’.
El clásico del 17 de abril en el Monumental en el 4-1 fue un resultado del pasado y no es la continuidad de lo que ocurrió aquella vez en Ate. Fue otro partido, el del domingo en Matute era la ocasión de darle lustre a lo logrado.
También es justo decirlo, Universitario hizo mejor partido. Se movió con acierto, aprovechó las bandas para que el panameño Quintero haga de manija. Y otro comentario a favor de Alexander Succar, por ser incansable, animoso y contundente.