MADRID (España).- El aumento de contaminación por ozono de las últimas décadas ha trastocado la polinización, lo que ha afectado al ciclo vital tanto de plantas como de animales que intervienen en el proceso.
En una revisión publicada en la revista Trends in Ecology and Evolution, los investigadores explican cómo un exceso de ozono a nivel del suelo puede dañar el follaje de las plantas, cambiar sus patrones de floración y actuar como una barrera para que los polinizadores encuentren las floraciones.
«Hay mucho ruido sobre los efectos directos de los productos agroquímicos en los polinizadores, un tema de profunda atención social, pero ahora surge que el ozono es una amenaza silenciosa para los polinizadores y, por tanto, para la polinización –señala el autor principal, Evgenios Agathokleous, ecólogo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de la Información de Nanjing (China)–. Estos impactos del ozono se han pasado por alto durante mucho tiempo».
El gas ozono puede ser a la vez amigo y enemigo del planeta. En la estratosfera, a 12 kilómetros sobre el nivel del mar, el ozono se forma de forma natural y ayuda a proteger la Tierra de los dañinos rayos solares. Pero por debajo de esa zona, el ozono es un contaminante perjudicial.
El gas ozono a nivel troposférico se crea por una reacción fotoquímica entre los compuestos orgánicos volátiles –emitidos por la vegetación y que se encuentran habitualmente en sustancias como la pintura y los aerosoles– y los óxidos de nitrógeno, que se liberan al quemarse los combustibles fósiles. Los niveles de ozono troposférico han aumentado porque el calentamiento del clima está creando las condiciones óptimas para su formación.
«La contaminación por ozono puede afectar al momento y a la duración de la floración de tal manera que su aparición es asíncrona a las actividades de los polinizadores –subraya Agathokleous– También puede cambiar el color de las flores, alterando las señales visuales para los polinizadores. La contaminación por ozono también puede reaccionar directamente con el polen, disminuyendo su calidad, pero también cambiando indirectamente la cantidad de polen».
La contaminación por ozono también puede dañar las hojas de las plantas casi instantáneamente, dejando señales de lesiones de diversos colores y formas y decolorando las hojas. Cuando están dañadas, las hojas tienen dificultades para hacer la fotosíntesis y luchan por proporcionar a la planta la energía que necesita para crecer.
Las plantas emiten sus propios compuestos orgánicos volátiles que actúan como señales químicas que facilitan la comunicación de una planta a otra y alertan a los polinizadores de la presencia de una flor que les espera. La contaminación por ozono parece alterar estas señales químicas.
«Los cambios en la composición de las mezclas volátiles también podrían tener graves implicaciones para los polinizadores, ya que podrían no reconocer las plantas huésped y sus cualidades de la misma manera que lo hacían en el pasado –indica Agathokleous–. Dentro de los tejidos vegetales, la contaminación por ozono podría disminuir la cantidad de nutrientes esenciales para los insectos, aumentar la abundancia de sustancias químicas perjudiciales para los insectos que las ingieren y degradar la calidad general de los tejidos vegetales».
Fuente Europa Press / foto Twitter