ChatGPT, un nuevo sistema de chat basado en inteligencia artificial (IA) de la compañía OpenAI, ha revolucionado internet en los últimos días y ha renovado el debate sobre las capacidades que este tipo de herramientas pueden llegar a tener en un futuro próximo y las consecuencias que ello puede desencadenar.
OpenAI, es una compañía de investigación de IA que pretende promover y desarrollar esta tecnología para que sea accesible a todo el mundo fundada entre otros por Elon Musk. Esta empresa lleva años trabajando para poder ofrecer a cualquier usuario la oportunidad de beneficiarse de los usos de la IA.
Se trata de una inteligencia artificial que está entrenada para mantener conversaciones, de manera que solo tienes que hacerle preguntas de manera convencional y las entenderá.
Chatea
Es un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI. Es un modelo con más de 175 millones de parámetros, y entrenado con grandes cantidades de texto para realizar tareas relacionadas con el lenguaje, desde la traducción hasta la generación de texto.
Lanzada el 30 de noviembre logró en tan solo cinco días, esta plataforma ha conseguido más de un millón de usuarios.
Lo más sorprendente de este chat por IA concreto es que es capaz de darte unas respuestas muy acertadas y completas, incluso de varios párrafos. Además, en estas respuestas es capaz de expresarte de manera natural y con información muy exacta, lo que hace muy complicado distinguir que el texto ha sido generado por IA.
“El formato de diálogo hace posible a ChatGPT responder a preguntas de seguimiento, admitir sus errores, cuestionar premisas incorrectas y rechazar solicitudes inapropiadas”, explica OpenAI.
Esta plataforma se podría convertir en el sustituto de Google, pero en realidad es mucho más que un simple navegador. Y es que aparte de poder preguntarle para que te explique cualquier cosa, evento o concepto (que ha aprendido a través de los textos con los que ha sido entrenado) esta IA es capaz de generar textos o resúmenes a partir de una palabra o contexto pudiéndole pedir el número de palabras exacto.
A su vez, puede generar código para una página web, al igual que puede depurarlo, también puede generar un guión para un texto de YouTube o TikTok.
“Hace algunos años los chatbots tenían el vocabulario de un diccionario y la memoria de un pez. Hoy son mucho mejores para reaccionar de forma coherente en función del historial de búsquedas y de respuestas. Hoy ya son más que simples peces”, destacó Sean McGregor, un investigador que compila incidentes relacionados con inteligencia artificial en una base de datos.
Como otros programas que se basan en aprendizaje profundo (deep learning), ChatGPT tiene una gran debilidad: “No tiene acceso al sentido”, explica de Loupy. El programa no puede justificar sus decisiones, es decir, explicar por qué seleccionó así las palabras que forman sus respuestas.
“Existen potenciales peligros al construir chatbots supersofisticados (…) Las personas podrían creer que interactúan con un individuo real”, admite el chatbot, interrogado al respecto por la AFP. Por lo tanto, las empresas ponen en marcha salvaguardas para evitar posibles abusos.
En su página de inicio, OpenAI advierte que el chatbot puede generar “informaciones incorrectas” o “producir instrucciones peligrosas o contenidos sesgados”.
Según Sam Altman, máximo ejecutivo de OpenAI, ChatGPT es por ahora una “demostración temprana” de lo que será posible hacer con las interfaces de lenguaje basadas en inteligencia artificial, aunque subraya que en este caso aún tiene muchas limitaciones.
“Pronto podrás tener asistentes útiles que hablen contigo, respondan preguntas y den consejos. Más adelante se podrá tener algo que vaya y haga tareas por ti. Eventualmente podrás tener algo que te descubra nuevos conocimientos”, explicaba Altman en Twitter con motivo de la presentación del producto.
Otras Inteligencias Artificiales
Character.ai, una empresa emergente fundada por exingenieros de Google puso en línea un chatbot experimental en octubre, el cual puede adoptar cualquier personalidad. Los usuarios crean personajes según una breve descripción y enseguida pueden “conversar” con un falso Sherlock Holmes, Sócrates o incluso Donald Trump.
Este grado de sofisticación fascina, pero también inquieta a numerosos observadores con la idea de que estas tecnologías no sean utilizadas para engañar a los humanos, difundiendo informaciones falsas, por ejemplo, o creando estafas cada vez más creíbles.
Investigadores de Meta (Facebook) desarrollaron recientemente un programa bautizado Cicero, como el estadista romano Cicerón.
El programa hizo pruebas con Diplomacy, un juego de mesa que requiere que los participantes muestren su talento negociador.
“Si no habla como una persona real –dando muestras de empatía, construyendo relaciones y hablando correctamente– no podrá forjar alianzas con otros jugadores”, explicó en un comunicado el gigante de las redes sociales.
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