El otro lado del Día de la Madre: “No siento amor por mi bebé” o maternidad no planeada

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¿La maternidad es siempre una etapa de ensueño como muestran los comerciales de televisión?, ¿qué ocurre cuando no estaba planeada?, ¿el vínculo con el bebé podrá ser saludable?, ¿las gestantes también ser deprimen?, ¿está mal sentir rechazo por el bebé?

Para Marta Rondón Rondón, médica psiquiatra del Instituto Nacional Materno Perinatal, la maternidad debe ser, por sobre todas las cosas, deseada. Admite que muchas mujeres llevan un embarazo no planificado y, algunas veces, no deseado.

“La maternidad debe ser libre, segura y voluntaria”, afirmó la experta al señalar que las mujeres no deben construir su autorrealización solo en la maternidad, ya que hay muchas otras formas de lograrlo.

En entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line, pidió no glorificar esta etapa y aceptar que se trata de un enorme y maravilloso sacrificio para mantener la especie, aunque siempre debe ser una elección.

¡Usted, está embarazada!

Todo se inicia cuando se confirma el embarazo. La primera sensación será de ambivalencia.

“Hay un sí, pero un no. Entramos en un terreno de ambivalencia, un temor por el dolor. Esto ocurre cuando es planificado y, cuando no lo es, la ambivalencia es mucho mayor”.

A medida que el bebé se desarrolla, la madre experimenta un carrusel de emociones debido a la subida y bajada de hormonas.

“La mayoría de las mujeres se adapta y en el segundo semestre experimentan un periodo de gran bienestar. Debido a la ecografía del bebé, la gestante pone a volar su imaginación, piensa cómo será el nuevo ser”.

El tercer trimestre será el más pesado porque no duerme bien, el abdomen pesa y aparecen algunas complicaciones, algunas mujeres presentan hipertensión u otras enfermedades.

No todo es alegría

Si bien cuando se piensa en embarazos, la mayoría se imagina a una gestante siempre sonriente, la maternidad en el Perú también puede ser triste.

“En el país, una de cada 5 mujeres tiene depresión durante el embarazo y una de cada 4 pasa por una depresión postparto. Es bastante frecuente”.

La psiquiatra, que atiende a cientos de mujeres de la ex Maternidad de Lima, ahora denominado Instituto Materno Perinatal, explica que la tristeza posparto aparece entre el segundo y décimo día del parto.

Hay irritabilidad debido a la disminución de hormonas, como el estrógeno y la progesterona, «como el cerebro se desubica, la mujer llora; piensa que no será buena madre, se pelea con el marido, con la suegra. La tristeza materna se pasa sola al decimo día, luego aparece la etapa de la lactancia durante la cual se establece el vínculo con el bebé, hay mucha emoción. Las mujeres se enamoran de su bebé”.

«Otra cosa es la depresión postparto, una enfermedad que tiene que ver con las demandas de la crianza y otros problemas del entorno. La madre debe atender al bebé durante todo el día, no duerme, se cansa, se estresa y, si no hay soporte emocional, podría ser la gota que derrama el vaso y aparecerá la depresión».

“Hay un cambio del esquema corporal, preocupación, dudas sobre su habilidad para ser buena madre. La depresión está relacionada también con las experiencias de violencia en los últimos 12 meses, con la pobreza, con la falta de apoyo familiar, con la presencia de otras enfermedades como la presión alta, diabetes. Estas mujeres se deprimen más y muchas experimentan complicaciones obstétricas”.

“No siento amor por mi bebé”

“La mujer que tiene síntomas de cansancio o rechazo frente a su bebé, debe tener presente que eso puede ser normal; todas las mamás nos fastidiamos a la medianoche, nos desespera el llanto del bebé, sentimos que no somos adecuadas porque nadie ha estudiado para ser mamá”, manifiesta la especialista.

La experta pide normalizar esas emociones porque son parte del proceso de la maternidad.

Es posible que nos sintamos inútiles, fracasadas. Aquí lo importante es que no nos sintamos culpables, ni pensar que somos unos fenómenos. Lo que sí sería un fenómeno es que todo sea sonrisas y dicha porque eso solo ocurre en la televisión”.

La psiquiatra recomendó a las nuevas madres apelar a la autocompasión y confiar en que estos malestares pasarán en el transcurso de las semanas. En caso esto no ocurra, sugirió buscar ayuda profesional.

“La primera complicación de la depresión es gravísima, la madre puede suicidarse y ocurre con frecuencia en la adolescencia. Las otras complicaciones son que la depresión se vuelva crónica o que la mujer busque automedicarse con alcohol, drogas o consuma pastillas sin prescripción médica”.

Rondón dejó en claro que, dependiendo del caso, la gestante o madre podría recibir medicación para la depresión, la cual no es peligrosa para el bebé si es supervisada por un especialista.

«No se trata de un tema menor, la depresión requiere atención», resaltó la especialista al añadir que una madre sin tratamiento no atenderá bien a su hijo, tendrá problemas de vínculo, sus bebés se enfermarán más, tendrán más diarreas, recibirán menos lactancia materna, no completarán sus esquemas de vacunación y, por lo tanto, tienen mayor riesgo de enfermar y morir.

¿Cómo mejorar el vínculo?

Ante la pregunta de cuál es la mejor edad para convertirse en madre, los expertos sugieren descartar los extremos: ni tan chicas, debido a que su cuerpo y mente no están listas, ni tan grandes, porque habrá mayor cantidad de complicaciones obstétricas, índices de prematuridad y posibilidades de depresión postparto, además que no tendrán la energía física que demanda este proceso.

“Desde adolescentes vamos imaginando cómo queremos nuestra vida y es nuestra responsabilidad que esa historia se cristalice. Para eso hay que cuidarse a nivel sexual, con relaciones seguras y tener los hijos cuando lo deseemos. Es mejor planificar los embarazos entre los 20 y los 35 años, procurando que la mujer haya terminado de desarrollar desde el punto de vista académico y profesional porque tendrá que poner sus necesidades en segundo lugar para dar su tiempo a la nueva persona que traerá al mundo”.

Ante la pregunta de cuál podría ser un buen regalo por el Día de la Madre, la especialista sugiere disfrutar cada momento con los hijos, si son bebés, adolescentes o traen a los nietos. «Ese es el momento más feliz, el que estamos viviendo hoy, porque los hijos crecen y se van».

Para los hijos e hijas que tienen una mala relación con sus madres, aseguró que la buena noticia es que sí hay salidas.

Los hijos adultos que sienten que la madre no los cuidaba bien o era violenta, pueden hacer terapia para cerrar esas cicatrices y, después de eso, tener un vínculo más cariñoso, maduro con ella, cambiar su relación. Siempre hay posibilidad porque en la psiquis humana nada está escrito en piedra. El cerebro es un órgano plástico”, refirió, para agregar que se trata de un trabajo que demanda mucha voluntad.

“A todas las madres les digo que cuando uno siente que le pasa o le falta algo debe acudir al especialista en salud mental. Todo tiene remedio”, aconsejó.

Texto: WSV   Andina
Foto: Difusión

 

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