La desidia, la inoperancia, la incapacidad de responder e incluso algunos comportamientos personales son lamentables, sostuvo el antropólogo Carlos Monge, al señalar la posibilidad de que, a la larga, se genere una protesta ciudadana en el norte que podría terminar siendo tan importante como la del sur del Perú.
“En el caso del norte va a ser la frustración por la incapacidad, creo yo, y por la falta de empatía y por la falta de capacidad de respuesta rápida a un problema material, pero se va a traducir también en una protesta política”, manifestó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“Yo creo que la desidia, la inoperancia, la incapacidad de responder, incluso algunos comportamientos personales son lamentables. La ministra de Transportes, hasta donde yo entiendo estupenda, eficiente y honesta funcionaria en Indecopi, pero un desastre político en la calle. No tiene idea de cómo vincularse con gente que está, como se dice, con el agua hasta el cuello”, agregó.
Fiscalía no da señales claras de compromiso por investigar las muertes en protestas
Frustración por la incapacidad
Dijo, en ese sentido, que no le sorprendería que, en el norte, a la larga la reacción ciudadana, el mal humor y la protesta termine siendo tan importante como lo que ha ocurrido en el sur, pero con componentes diferentes.
“En el caso del sur, la gente siente que le han robado su victoria electoral. Ahí donde votaron más de 40 % en primera vuelta por Castillo, y donde votaron más de 80 % en segunda vuelta. Y se dieron cuenta, desde el principio, que había una derecha dura, obstinada, que inventó la acusación de un fraude y que luego inventó tramas golpistas como pudo. Entonces, ahí la protesta es mucho más política, digamos”, señaló.
“En el caso del norte va a ser la frustración por la incapacidad, creo yo, y por la falta de empatía y por la falta de capacidad de respuesta rápida a un problema material, pero se va a traducir también en una protesta política. Van a decir: si no eres capaz, vete”, puntualizó.
CNDDHH: Interrogatorio fiscal a Boluarte demuestra que no hay intención de investigar