WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumple este lunes 81 años, en un momento en el que los sondeos evidencian que su avanzada edad puede ser un lastre para su futuro político, si bien el mandatario sostiene que quiere seguir un mandato más en la Casa Blanca y retirarse por tanto de la primera línea política con más de 86 años.
Biden ya se convirtió en 2021 en el presidente de más edad en sentarse en el Despacho Oval. Repetirá como candidato en las elecciones de noviembre de 2024, por lo que iniciaría su hipotética segunda etapa con 82 años ya cumplidos, rompiendo de esta manera el récord que él mismo ha instaurado.
Tres de cada cuatro estadounidenses coinciden en que es demasiado mayor para seguir cuatro años más en la Casa Blanca, según un sondeo publicado en septiembre por el diario The Washington Post y la cadena ABC News y que reflejaba una subida de seis puntos con respecto a los datos de mayo.
Biden, consciente de que el debate está sobre la mesa, ha recurrido a la ironía en varias de sus declaraciones públicas, como cuando en septiembre afirmó: «En los 800 años que llevo, nunca he sido más optimista sobre el futuro del país». «Sé que tengo 198 años», dijo en junio en otro acto, en un intento por llevarse a su terreno lo que podría ser un lastre.
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Tanto él como su entorno han tratado además de resaltar que la edad implica también experiencia –de hecho, Biden llegó a Washington como senador hace ya 50 años–. «Una de las cosas que vienen con la edad, por suerte, es la sabiduría», señaló el presidente en otra de sus alusiones a este tema.
A su favor juega que se mueve en un entorno político marcadamente envejecido. Su principal rival, el republicano Donald Trump, cumplió en junio 77 años, aunque el magnate no ha dudado en burlarse públicamente de la edad de Biden y de poner en duda su capacidad para seguir en el poder. Un 50 por ciento de los estadounidenses creen que también Trump es demasiado mayor.
El debate en torno a la longevidad política de algunos dirigentes se ha hecho especialmente acuciante en el Congreso, especialmente después de la muerte de la senadora Dianne Feinstein con 90 años y de los evidentes síntomas de debilidad mostrados por el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConnell.
Europa Press
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