La música es el único lenguaje universal -dice Mario Díaz-, y tiene buena razón para decirlo. Dos idiomas y dos mundos culturales se conjugan en él para convertirlo en un ejecutante y un creador de incontables alcances y posibilidades.
Cuando Estados Unidos se interesa por la importancia que los problemas migratorios pueden tener en su futuro, aparte de las connotaciones políticas y jurídicas, la primera y más importante consecuencia de este fenómeno es el cambio milagroso que ha de tener en nuestra cultura y nuestro destino.
Excelente muestra de ello es Mario Santiago Díaz. Nacido en Oregón de padre peruano y madre oregoniana, desarrolló desde muy temprano una pasión por la música que tal vez era la expresión más genuina de la fusión entre los idiomas que se hablaban en casa.
La suya es una maravillosa historia de inmigrantes. Su padre, Efraín Díaz Horna, pintor y poeta peruano, llegó a Oregon hace más de 40 años. Se casó con Katie Zollner, violinista, y ambos se preguntaban si sus hijos conservarían la cultura de sus ancestros o sus habilidades musicales. La respuesta es abrumadoramente positiva.
Más allá de eso, no se trataba tan sólo de un encuentro entre dos idiomas o culturas. En la vocación de Mario, se juntaban las dotes de poeta y artista de su padre al igual que las de violinista de su madre y las de toda una orquesta constituida por sus tíos que expresan a través de sus instrumentos la cultura germánica de los abuelos que se aposentaron en Mount Angel hace una centuria.
En la edad en que los muchachos entran en el mundo de la televisión y no se despegan de sus programas deportivos, Mario practicaba piano todo el tiempo y después de casa se iba a experimentar con la trompeta y el saxo. Alfredo Muro, un consumado artista peruano fue su primer maestro de guitarra.
No se trata pues de un músico a quien la academia ha construido. Se trata de una vocación cultivada durante toda la vida. En los años de la escuela, cantaba en el coro de su colegio, los siempre victoriosos Southernaires. En 1995 y en 1996 fue premiado como solista en el Festival Anual de Jazz del Noroeste. Más tarde, conseguiría una mención honrosa como tenor en la conferencia de la asociación internacional de profesores de jazz, realizada en Atlanta, Georgia.
En Portland State University, bajo la tutela de Bryan Johanson –un apreciado compositor de música clásica contempóranea para guitarra–, alcanzó un diploma de bachiller en estudios que luego completaría con un master en el afamado Conservatorio de Música de San Francisco, California. Allí estudió con el reconocido músico brasileño Sergio Assad.
Su repertorio es muy variado. Al mismo tiempo puede estar ejecutando música peruana como clásica internacional a la vez que jazz, pop y flamenco. Si se halla en el Perú, se le creerá peruano y si en Andalucía, andaluz porque, como señalamos al comienzo, la música es el único idioma universal que reconoce este artista.
¿Cuál es la razón de esta apasionada creencia? Lo dice Mario. Para él, la música comienza donde termina el lenguaje… Y la torre de Babel debe de haber sido una encantadora casita de música.