MADRID (España).- El sudor nocturno refleja la gravedad de la apnea del sueño, es decir, la falta de respiración, según un estudio realizado por un equipo del Departamento de Química Analítica de la Universidad de Córdoba y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC).
Formado por los investigadores Laura Castillo, Mónica Calderón, Feliciano Priego y Bernabé Jurado, el estudio ha analizando el metabolismo del sudor y sus alteraciones, principalmente durante la noche, de pacientes con apnea obstructiva.
De esta manera, se analizaron las muestras de sudor de antes y después de dormir de estos individuos en diferentes estadios, así como de un grupo control sin la enfermedad.
La Apnea obstructiva se define por paradas en la respiración, que se repiten recurrentemente, mientras la persona que la sufre duerme. La sensación de ahogo, el cansancio o la somnolencia son síntomas que acompañan a estas personas. El análisis de las alteraciones del metabolismo de las personas con apnea del sueño son clave para conocer el grado de la enfermedad.
En esta línea, el estudio surge de la necesidad de analizar, de una manera más accesible, las alteraciones del metabolismo de las personas con apnea del sueño. Para Laura Castillo, el análisis del sudor, frente a otros tipos de muestra, es una opción «no invasiva y limpia» ya que, al contrario de lo que pasa con la sangre, no se tienen que eliminar proteínas «y es mucho más fácil de analizar y detectar los metabolitos».
En esas muestras, usando la técnica de cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas de alta resolución, se identificaron 78 metabolitos y se estudiaron sus cambios, mayoritariamente relacionados con la producción de energía y el estrés oxidativo.
«Pudimos ver cómo el propio metabolismo del sudor avisa de esas alteraciones durante el sueño en las que a la persona le empeora la producción de energía y le aumenta el estrés oxidativo», señala Castillo.
El estudio concluye que, con un seguimiento personalizado a través del sudor excretado durante el sueño de una persona con la enfermedad, se puede conocer la evolución de la enfermedad y vigilar los posibles efectos derivados, como los problemas cardiovasculares.
Actualmente el diagnóstico de la apnea del sueño se basa en el índice de apnea-hipopnea (IAH), que determina que las personas tienen apnea del sueño según los episodios de falta de respiración que tienen por hora (por ejemplo, la enfermedad es grave cuando tiene 30 o más episodios a la hora).
Para los investigadores, este índice «no aporta toda la información de la enfermedad o de la situación del paciente en ese momento», ya que cuenta cuántos eventos hay, pero no la gravedad de los mismos.
Por eso, el estudio también comprueba la importancia de usar ese índice de desaturación de oxígeno que muestra cómo de graves son los episodios midiendo el número de eventos en los que la saturación de oxígeno ha disminuido más de un 3%.
Tras comprobar la relación lineal entre este índice y el IAH, se certifica su idoneidad, ya que además de dar los datos que aporta IAH, también profundiza en la gravedad de los mismos, teniendo en cuenta esa pérdida de saturación de oxígeno.
Fuente y foto Europa Press