Este 1 de Mayo la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) conmemora la reivindicación de la condición de trabajador y trabajadora y sus derechos laborales en el Perú y el mundo.
Hoy, que conmemoramos el importante hito marcado por los Mártires de Chicago, nos sumamos a esa reflexión y lucha colectiva, alarmados particularmente por quienes están en el desamparo, sin una cobertura mínima de protección social que dignifique su condición humana.
De los 8 Mártires de Chicago 5 estaban relacionados al sector del periodismo y las comunicaciones, lo que nos traslada al debate de las condiciones laborales del periodismo, una actividad que, en el Perú, se encuentra precarizada por la situación de pluriempleo, autogestión y abandono laboral por parte de las empresas periodísticas.
Ejemplo de eso son las vulneraciones laborales observadas en algunos medios de alcance nacional que han atentado contra la libertad sindical de sus trabajadores y trabajadoras, recurriendo a la histórica acusación de que la sindicalización busca estancar el progreso económico de una empresa. A esto se suman despidos masivos bajo la excusa de reformas en el contexto del progreso tecnológico o de crisis económicas al interior de los medios.
¡Basta ya de vulneración y maltrato! El y la periodista merece un trato digno en su relación laboral, tan igual que todo el equipo que participa en la producción informativa.
Más crítica aún es la condición de las y los trabajadores y trabajadoras periodistas en regiones donde la precarización es la norma, los esfuerzos de autogestión se agotan y el desamparo los mantiene en una cotidiana lucha por la sobrevivencia. Es heroico el sacrificio de quienes no han abandonado la noble labor de informar a pesar de que su actividad como independientes no les permite subsistir.
Hacemos un especial llamado a nuestros y nuestras colegas periodistas, independientes o personal de medios en general, para que reflexionemos sobre la importancia de la organización colectiva, la solidaridad y la unidad en tiempos de regresión en que están en riesgo los propios derechos conquistados.
El trabajo debe dignificar a la persona humana, no debe ser un signo de represión y abuso.
¡Qué viva el 1 de mayo!