RÍO DE JANEIRO.- Greenpeace protestó hoy contra la subasta petrolera que se celebrará la semana próxima en Brasil y en la que se ofrecerán siete bloques para la exploración de hidrocarburos en la selva amazónica.
La ONG extendió un letrero de protesta en el llamado «encuentro de las aguas», zona de confluencia de los ríos Negro, caracterizado por sus aguas oscuras y transparentes, y Amazonas, de color marrón y denso, a la altura de la ciudad de Manaos, la capital del estado brasileño de Amazonas (norte).
El letrero fue extendido por un barco y decía, en inglés y portugués, «deje las fuentes fósiles en el suelo», según una fotografía distribuida por la ONG.
Greenpeace afirmó que la subasta petrolera, que se celebrará el próximo día 7, es un «doble desastre» por incentivar las fuentes de energía «sucias y contaminantes» y por su amenaza a la Amazonía.
Las siete zonas petroleras ofertadas en la Amazonía podrían tener impacto en 19 tierras indígenas y quince unidades de conservación ambiental, según la ONG.
Además el organismo cuestiona que en la subasta se ofrezcan bloques exploratorios de gas de esquisto, en regiones fuera de la Amazonía, considerado polémico por su método de extracción de fractura hidráulica que, según los ambientalistas, contamina el suelo y las capas freáticas.
La decimotercera ronda de licitaciones de hidrocarburos se celebrará el próximo 7 de octubre y ofrecerá 266 bloques en 22 sectores de diez cuencas sedimentarias, en un total de 125.000 kilómetros de doce de los 27 estados brasileños.
El órgano regulador, la Agencia Nacional de Petróleo (ANP), ha aceptado la inscripción de 37 empresas de 17 países, entre ellas gigantes como Petrobras, ExxonMobil o British Petroleum, además de la colombiana Ecopetrol, la panameña Petrosynergy y la argentina Oil M&S, del grupo Índalo.
Petrobras, la petrolera estatal brasileña, opera desde 1988 un yacimiento de gas en la Amazonía, llamado Urucu y ubicado a 661 kilómetros al suroeste de Manaos.
Urucu cuenta con reservas de 52.800 millones de metros cúbicos de gas natural, las segundas mayores de Brasil, y desde el 2009 está conectado a Manaos a través de un gasoducto en la selva.