Las Abuelas de Plaza de Mayo celebraron en Buenos Aires el 42 aniversario desde su fundación, un período en el que ya han restituido la identidad de un total de 130 ciudadanos cuyos padres fueron víctimas de la última dictadura militar en Argentina (1976-1983).
En un acto en el que participó el cantautor español Joan Manuel Serrat, las Abuelas recordaron que aún quedan muchos niños robados durante el régimen que no conocen a sus legítimas familias y seguirán luchando para que lo puedan hacer.
«Falta mucho por rescatar de esta historia tan negra», afirmó a Efe la presidenta de la asociación, Estela de Carlotto, quien valoró la «lucha permanente» y «sin bajar los brazos» que han presentado hasta ahora.
Entre las miles de víctimas –30.000 según cálculos de organismos humanitarios– que el régimen militar hizo desaparecer, se encontraban multitud de mujeres que dieron a luz durante su cautiverio y cuyos hijos no regresaron a sus familias originales.
Madres de muchos de los desaparecidos se alzaron contra esta injusticia y, poco a poco, sus nietos van conociendo la identidad que la dictadura les robó. A día de hoy, ya son 130 personas las que han confirmado su verdadero origen, aunque desde la organización aseguraron que todavía falta identificar a más de 300.
Una de las víctimas de la dictadura fue Laura, hija de De Carlotto, que dio a luz en cautiverio y cuyo hijo fue entregado a otro matrimonio, mientras su abuela reclamaba a pesar de la extrema represión de la dictadura.
«Yo tenía miedo por mi hija, y cuando a una madre le tocan una hija es una leona y no tiene miedo a nada, no me importaba lo que me fuera a pasar», manifestó.
Con varios de sus temas más conocidos, Serrat se unió a la celebración del 42 aniversario de las Abuelas de Plaza de Mayo, que siguen animando a cualquier argentino nacido entre 1975 y 1980 que dude de su identidad a que se ponga en contacto con ellas para dilucidar si, efectivamente, es hijo de víctimas del régimen.
A sus 100 años, la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit, dijo a Efe que como ella conoce a todos los nietos que han recuperado, considera que tiene 130 nietos.
Eso sí, el que la acompañó durante la celebración y tiró de su silla de ruedas fue Guillermo Rodolfo Fernando Pérez Roisinblit, quien no siempre ha llevado su apellido, pero desde hace años sabe que Rosa es su abuela.
«Me llevó unos cuantos años acostumbrarme para que él me quiera, porque si no me conocía no me podía querer», confesó la vicepresidenta de la organización de derechos humanos.
En cuanto a Guillermo, tras muchas «idas y vueltas», estrechó la relación con su abuela y hoy en día solo guarda gratitud hacia las Abuelas de Plaza de Mayo.
«Yo conozco cuál es mi origen, cuál es mi historia. En base a eso yo recién construí mi vida. Me casé y tengo tres hijos a los que pasé mi apellido y saben su historia. Conocen que mi vida empieza con una desgracia, pero es lo que nos tocó y con eso nos vamos haciendo fuertes y vamos construyendo un camino y una vida para adelante», expresó Pérez.
De Carlotto sostuvo durante el acto que aunque las Abuelas necesiten de bastones y sillas de ruedas, siguen reforzadas «de cintura para arriba, en el corazón», y entre los presentes la consigna fue unánime: «Falta mucho todavía». EFE
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