Acoso legal cae contra periodista que reveló abusos en grupo católico peruano

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Cuatro demandas en curso, acoso incesante en redes sociales y acusaciones mediáticas que llegan hasta el tráfico de material radiactivo pasando por la corrupción. Ese peso carga la periodista peruana Paola Ugaz desde que en 2015 revelara los abusos sexuales en el seno del grupo católico Sodalicio de Vida Cristiana.

Esta situación también ha conllevado otras cuatro demandas ya desestimadas por las autoridades judiciales peruanas y editoriales y portadas en diversos medios de comunicación con acusaciones criminales sin prueba alguna que las acompañara, lo que llevó esta semana al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés) a emitir un comunicado que exige a Perú poner fin al «acoso legal» contra la periodista.

«El empleo de las demandas penales por difamación para intimidar y acallar a periodistas peruanos como Paola Ugaz ha continuado por demasiado tiempo. Un año tras otro, vemos cómo las disposiciones penales sobre la difamación se utilizan como armas contra los periodistas peruanos. Las autoridades deben poner fin a estas demandas transparentemente selectivas y tomar medidas sin dilación», indicó el organismo en un comunicado.

LA ABEJA

El comunicado coincidió con la aparición de Ugaz en un nuevo juicio por «difamación agravada» interpuesto por el director del medio digital ultraconservador «La Abeja», Luciano Revoredo, quien pide tres años de cárcel y 56.000 dólares de indemnización.

Según la acusación de Revoredo, Ugaz habría «difamado» al medio y a su persona por, precisamente, decir que éstos la «difamaban» a ella en varias apariciones públicas.

«La Abeja» defiende al Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) y ataca el libro de investigación periodística «Mitad monjes, mitad soldados«, que Ugaz y el también periodista Pedro Salinas publicaron en 2015 en el que se revelan los sistemáticos abusos sexuales y físicos que los líderes de la organización cometieron durante años.

«Y bueno. En ‘La Abeja’ me llegan a acusar de traficar uranio y plutonio con la familia de Mario Vargas Llosa…La tesis es que las investigaciones al SVC quieren debilitar el poder ‘espiritual’ que la organización tiene en Piura (norte de Perú) y así poder usar sus recursos radioactivos para actividades terroristas», explicó Ugaz a Efe entre perpleja y preocupada.

ECOSISTEMA DE MENTIRAS

A juicio de la investigadora, estas maniobras legales de acoso, que la han convertido en la «periodista con más demandas de Perú», forman parte de un «ecosistema de mentiras» diseñado para acosar y desprestigiar a los medios de investigación, por grupos que tienen «alianzas ideológicas» y que actúan de forma concertada.

«Todas las acusaciones contra mí niegan relación directa con el SVC, pero todas son de grupos afines, o si escarbas encuentras alguna relación…Todos buscan generar una gran escultura de mentiras, es un ataque duro, que quiere impedir el trabajo, quitar tiempo y ponerte en pausa», acotó.

La presión, que se ejerce también en medios periodísticos, sólo busca «destruir la reputación del periodista», y, como tal, conforma «una nueva forma de censura, pues no importa lo que uno diga, solo importa desarmar…Y con las mujeres además es un tema misógino, todo se usa, tu cara, tu cuerpo, te insultan…es una ola que no se detiene».

En ese sentido, Ugaz indicó que la estrategia de esta presión legal dirigida en su contra es también una suerte de «tubo de ensayo» de sectores de la ultraderecha peruana «para comprobar si tiene éxito en acallarnos y aplicarlo para otros temas».

SIGUE EL DINERO

Ugaz también apuntó que el acoso no es tanto una reacción a las revelaciones de los abusos sexuales y el maltrato físico cometido en el seno del SVC, sino más bien un ataque preventivo para que no continúe sus investigaciones sobre la gestión económica de la organización.

«Peleo con sombras, pero sé quienes son. Voy a publicar un libro sobre sus movimientos financieros.(…) Amparados en el Concordato con el Vaticano, la organización hace negocios y no paga impuestos y lo usa con fines lucrativos… Esa es la historia que me trae problemas, les importa que se hable del dinero, no de los abusos», razonó.

De hecho, la primera gran acusación contra Ugaz vino por parte del arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, miembro del SVC, quien la demandó por difamación precisamente por un documental que ésta hizo sobre el tráfico de terrenos en la región.

Eguren logró que el juicio se hiciera en la ciudad norteña donde la Iglesia es un poder de primer orden y ganó en primera instancia, una condena que suscitó un gran revuelo y llevó incluso a la Conferencia Episcopal Peruana a dar su apoyo a los periodistas.

El arzobispo luego retiró su demanda para «no dañar la unidad» de la Iglesia católica.

ACCIONES LEGALES

Ugaz anunció que dada la situación, el momento ha llegado para responder con la misma moneda y atacar «legalmente» las acusaciones «absurdas» que recibe.

«Esta semana estuvimos frente al abogado acusador, y le cuestionamos porqué han metido a mis hijos en sus acusaciones…Me respondió que al menos no los han vinculado con ‘sicarios y secuestradores’ y que de qué me quejaba…Ahora ya sí estoy asustada por eso. Vamos a demandar, esperamos que el juez diga si hay juicio o no», indicó.

En ese sentido, señaló que ahora actuará contra todos aquellos que repitan «las infamias» en su contra para que el Poder Judicial tome en su mano «la defensa del periodismo».

«No podemos dejar que digan que comercializamos uranio y plutonio porque van a seguir. Cometí un error al dejar que publicaran esas cosas y dejarlo pasar…La única respuesta está en tribunales», culminó. EFE

 

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