KABUL.- El vicepresidente de China, Li Yuanchao, de visita en Kabul con motivo del 60 aniversario de sus relaciones diplomáticas, concedió hoy una donación de 79 millones de dólares a Afganistán, cuyo Gobierno le pidió apoyo en sus negociaciones de paz con los talibanes.
«China es un socio estratégico en la obtención de sostenibilidad regional y un agente en la obtención de la paz en Afganistán«, dijo el presidente afgano, Ashraf Gani, en la ceremonia de conmemoración del aniversario.
China acogió el pasado mayo una reunión informal entre representantes del Gobierno afgano y los talibanes, preámbulo del encuentro oficial que las partes mantuvieron en Pakistán antes de que se suspendiesen las negociaciones tras conocerse en julio la muerte del fundador del movimiento insurgente, el mulá Omar.
Gani destacó también el papel «estratégico» de Pekín como mediador en los «primeros pasos entre Afganistán y Pakistán», cuya tensión política se ha incrementado en los últimos meses y que mantienen desde hace años lo que el presidente denomina habitualmente como «guerra no declarada».
El vicepresidente de China, aliada de Islamabad, aseguró que su país apoya un proceso de paz «liderado por afganos y poseído por afganos», además de una mejora en las relaciones de Kabul con los «países vecinos».
«Aumentaremos nuestra colaboración en la lucha contra el terrorismo y aspectos de defensa y seguridad. China quiere ayudar a mejorar las habilidades de Afganistán en estos ámbitos para proteger la seguridad y sostenibilidad de los dos países y la región», agregó.
Por ello, la delegación china firmó durante su visita tres acuerdos de colaboración con el Ejecutivo afgano, entre ellos uno por el que donará 79 millones de dólares para la construcción de 10,000 apartamentos residenciales para las fuerzas de seguridad del país islámico.
China instalará además escáneres para la detección de explosivos en cuatro de las entradas a Kabul, explicaron ambos mandatarios en una rueda de prensa conjunta previa al acto conmemorativo.
Con 75 kilómetros de frontera común con Afganistán, China intenta frenar por todos los medios que el extremismo en el país vecino se contagie en la colindante región china de Xinjiang, donde se registran fuertes tensiones entre la población minoritaria uigur, que profesa la religión musulmana, y la mayoritaria han.
Por esa razón y otros intereses estratégicos, China parece estar más motivada para incrementar su influencia en Afganistán, un interés que se ha hecho más patente desde el final de la misión de combate de la OTAN en ese país a finales del 2014.