Mayo está destinado a celebrar en Huancavelica la fiesta de Pentecostés o la llegada del Espíritu Santo, luego de 50 días de la resurrección de Jesucristo, conforme establece nuestra Iglesia Católica y, en la Villa Rica de Oropesa como también se conoce a Huancavelica. Por el descubrimiento de las minas de Santa Bárbara que motivó la fundación española en 1571 se introdujeron costumbres españolas debido a la presencia de conquistadores que se convirtieron en mineros y no dudaron en celebrar junto a la población nativa. ¿En qué consisten estas celebraciones?
Guamán Poma de Ayala describe en sus gráficos los indicios de las actividades de la población que además de la extracción minera dirigida por los conquistadores, la participación en “Corrida de Toros”, era el entretenimiento como réplica de las costumbres españolas que se convirtieron en fiestas costumbristas adoptadas por la población mestiza.
Entonces la distribución geográfica de la ciudad de Huancavelica en barrios de Santa Ana, San Cristóbal, Yananaco y Ascención, este último convertido en distrito metropolitano, celebran a las cruces que se encuentran en los cerros de sus respectivas jurisdicciones geográficas y para ello contratan bandas de músicos de 40 o más cada uno ameniza la fiesta que dura alrededor de ocho días consecutivos.
Al mismo tiempo, la población campesina es representada por los “capitanes” que son jóvenes que portan la bandera nacional y acompañan la celebración con “pitureros”, músicos que utilizan un tambor, un bombo pequeño y flutas pequeñas llamados “pitos”. Por ello el nombre de piturero complementados por los “wacrapucus” que significa aquel que sopla un instrumento ancestral hecho del cuerno de vacunos cuya ejecución es muy difícil por la energía y esfuerzo que se hace para ejecutar los sonidos y expresar temas musicales entre huaynos y sones de baile popular de la zona.
La fiesta de Pentecostés desde su preparación, compromiso con colaboradores, donantes de los elementos, accesorios y detalles de la realización de la festividad dura un año, pero la fiesta misma es por ocho días de intensa festividad. Hay una época de este calendario para hacer recordar a los donantes y colaboradores su compromiso con la fiesta, en reuniones festivas y de acercamiento con comida, cerveza y bocaditos denominado el “yuyachicuy” y luego de unas semanas compartir en la fiesta central.
Empieza el viernes con la llegada de las bandas de músicos en la histórica Estación del Ferrocarril Central de Huancavelica, inaugurada en 1926, ya no llega el “Tren Macho” pero la llegada de los músicos y organizadores llamados “mayordomos” se garantiza en este lugar donde los colores y atuendos que identifican a cada “mayordomía” se ponen de manifiesto en rojo para Santa Ana, verde para San Cristóbal, azul y amarillo para Ascensión y celeste y blanco para Yananaco, colores distintivos de los equipos de fútbol que representan también a estos lugares.
La algarabía, los huaynos, pasacalles, marineras y distintos temas musicales interpretadas por las bandas de músicos se confunden en esta estación desde el mediodía hasta la tarde. En la noche acompañan con cerveza y bebidas calientes con un poco de alcohol, por el frío o la lluvia que no deja de sorprender; pero el aliento de los concurrentes con distintivos coloridos, pancartas, banderolas, globos, polos, casacas, sombreros, ponchos y otros aditamentos hace olvidar el frío de los 3680 metros sobre el nivel del mar.
Esa misma noche de viernes se vuelven a juntar en la Plaza de Armas para la gran retreta de bandas musicales que organiza la municipalidad provincial con premios e interpretación musical de ciertos géneros determinados con anticipación, lo que mantiene a los asistentes en constante movimiento para bailar y trasladarse de un lugar a otro y alentar a sus preferidos. Esta competencia termina pasada la medianoche.
El sábado por la madrugada, Huancavelica parece estallar con la gran cantidad de cohetes y música que se oye muy temprano en el denominado albazo que se realiza en cada plaza principal de los barrios y el distrito donde se comparte ponches de maní, de guindones, “quemaditos” (bebida que tiene azúcar quemada, pisco y agua de hierbas aromáticas) y “calientitos” (bebida de té con pisco), que ponen a los asistentes con cierta energía que será desplegada al bailar por las calles de la ciudad hasta el mediodía. Ya en la noche del mismo sábado, cada plaza central de los barrios y del distrito, presentan la llamada víspera con quema de fuegos artificiales, bailes y espectáculos artísticos de grupos musicales de renombre nacional para el deleite de los asistentes.
Al día siguiente, domingo, se realiza en la iglesia de cada plaza principal la misa a las cruces de celebración de Pentecostés ofrecido por los mayordomos y seguido por el recorrido procesional por calles aledañas y principales de la ciudad. Al medio día se asiste al coso de toros de la ciudad y se observa o participa directamente del “Toro Chutay” (jalar los toros) una forma de sacar los toros de su transporte hacia el coso para el inicio de las tardes taurinas que solo tienen actos de exhibición sin maltrato al animal.
Se trata de entretenimiento y festividad. Sin duda hace muchos años cuando no se tenía transporte de vacunos los “jaladores de toros” los llevaban a caballo y por varios días en el que campesinos de los lugares donde pernoctaban o tomaban un descanso entonaban canciones populares a viva voz y con frases de afecto a los toros. Hubo también alguna vez que anunciaban carteles internacionales de toreros y con sacrificio de algún vacuno que con el tiempo se censuró. La tarde del domingo corresponde a la tarde taurina de Yananaco y la cruz que representa es “Cruz Pata” (Cruz del cerro alto)
El lunes es la misa “Uma jampi” (curar la cabeza) en el que se anuncia al nuevo mayordomo para el siguiente año y a veces se realiza en plena faena de la tarde taurina. Esa tarde de lunes corresponde realizar el “Toro chutay” y la tarde taurina a Ascención cuya cruz es “El señor de Potocchi”, cruz principal y más vistosa de la ciudad debido a que se encuentra en el cerro Potocchi el de mayor altura de la ciudad.
El martes se repite las mismas actividades tan igual que el día anterior, pero esta vez el turno de San Cristóbal con “Toro Chutay” y tarde taurina en homenaje a la “Cruz Soltera” que se ubica al lado este de este barrio.
El miércoles y jueves se participa de las mismas actividades del “Toro Chutay” y tardes taurinas que realiza Santa Ana en homenaje a las cruces “Señor de Oropesa” y “Señor de Palomo”, luego el viernes es el traslado de las iglesias donde fueron cobijadas las cruces hasta los cerros respectivos donde permanecerán hasta la siguiente festividad.
Sin duda, los espacios libres que queda permiten realizar recorridos turísticos a los baños termales de San Cristóbal, el recorrido de las iglesia coloniales, el museo de sitio Daniel Hernández, la mina de Santa Bárbara, los restos arqueológicos de Uchkus e Incañan, el bosque de piedras de Sachapite, el centro turístico de Seccsachaca, disfrutar del picante de cuy, la sopa de patazca o mondongo, la sopa de morón, acompañados por la mazamorra de ayrampo y la gran variedad de platos típicos de la región.
Seguiremos en nuestro viaje y compartiremos nuestras experiencias porque Así es mi tierra, así es nuestro Perú.
Fotos crédito: TV Perú/ Marino Solano