NUEVA YORK.- Tras ser declarado culpable, el narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán afronta la cadena perpetua, por lo que los expertos creen que sería recluido en el penal Florence, ADX Supermax, desde donde nadie nunca ha logrado escapar.
«ADX es el tipo de prisión que fue diseñada para un reo de alto perfil como El Chapo», dijo en una entrevista telefónica, Larry Levine, un expreso federal que es director y fundador de Wall Street Prison Consultants.
Conocida como «Alcatraz de las Rocosas», la Administrative Maximum Facility (ADX) fue inaugurada en 1994 para recibir a los reos más peligrosos del sistema penitenciario del país norteamericano.
Y «el Chapo», líder del poderoso cartel de Sinaloa y quien escapó dos veces de prisiones de máxima seguridad en México, cumpliría con los requisitos.
«Para alguien como Guzmán, las posibilidades de escapar desde una instalación como esa son nulas», dijo L. Thomas Kucharski, profesor en John Jay College de Justicia Criminal en Nueva York, a la misma agencia.
La ADX Florence está ubicada en un complejo de prisiones en una zona remota a unos 185 kilómetros al sur de Denver.
Protegida por alambradas con cuchillas y torres de vigilancia y patrullas armadas, fue apodada en referencia a la prisión Alcatraz de la bahía de San Francisco, en la que estuvieron prisioneros Al Capone y otros famosos criminales de la década de 1930.
Aquí, los reos viven en celdas de 3,7 por 2,1 metros separadas por dos puertas de metal cubiertas, para que los reclusos no se vean unos a los otros, según consignó The New York Times en 2015. Tienen una ventana de 107 centímetros de alto y 10 centímetros de ancho con vista al cielo y cuentan con un inodoro, un lavamanos y una ducha automatizada.
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«Está diseñando de manera que los reclusos no puedan ver el cielo. Es algo intencional. Les colocas alambre para que los helicópteros no pueden aterrizar», añadió.
Respecto a la forma de vida, en esta cárcel los presos suelen pasar 23 horas al día en asilamiento. Las comidas se les entregan a través de una ranura en la puerta y las interacciones humanas cara a cara son mínimas, limitándose a guardias, psiquiatras o líderes religiosos que también se comunican a través del pequeño agujero.