BERLÍN.- El gobierno alemán confía en aumentar la producción de vacunas de la farmacéutica BioNTech y su socio estadounidense Pfizer y descarta que deba procederse a ceder la licencia a otras empresas, como propone la oposición izquierdista.
«Nuestro objetivo es que a partir de febrero y marzo se puedan producir más vacunas en Alemania, lo que aumentaría enormemente nuestra capacidad», afirmó el ministro de Sanidad, Jens Spahn, en declaraciones a la televisión pública ZDF.
BioNTech ha adquirido una planta de producción en Marburg (oeste) de la suiza Novartis, con la perspectiva de aumentar su capacidad, recordó el ministro. La producción de la vacuna implica un proceso «técnico muy ambicioso y cuidado», cuyo ritmo no se puede pretender «acelerar» ni tampoco trasladar a otras empresas, sin más.
Spahn rechazó categóricamente que se pueda obligar a las farmacéuticas implicadas a ceder su licencias a otras, como propuso estos días la Izquierda alemana. «Estamos hablando de una producción muy compleja, con altas prerrogativas de calidad y seguridad, que no se puede trasladar sin más a otra firma», aseguró.
Spahn rechazó, asimismo, que Alemania esté avanzando demasiado lentamente en la aplicación de las vacunas, como han afirmado ciertos sectores críticos, y aseguró que el país está procediendo a la vacunación al mismo ritmo que otros socios europeos.
Alemania inició, como la mayoría de los países de la Unión Europea (UE), su campaña de vacunación ayer domingo. Los primeros vacunados fueron residentes en geriátricos de los 16 estados federados -«Länder»-, tras lo cual se procedió a aplicar las primeras dosis al personal de esos centros y trabajadores sanitarios especialmente expuestos a infecciones por su trabajo.
El propio Spahn mostró su incomodidad ante el hecho de que el sábado se hubiera procedido a vacunar por avanzado a los residentes de un hogar de ancianos del este del país, decisión que adoptaron los responsables locales, alegando que estaba todo preparado y que no tenía sentido esperar ni un día más.
Spahn ha apelado en todo momento a la solidaridad europea y al reparto equilibrado de las vacunas en el bloque comunitario. El hecho de que la primera – y, hasta ahora, única – vacuna aprobada a escala de la UE haya salido de una farmacéutica alemana no debe implicar ventajas para ese país, ha insistido.
El plan de Alemania, con 83 millones de habitantes, es distribuir hasta fin de año 1,3 millones de dosis entre los «Länder», a cuyas autoridades sanitarias corresponde organizar la vacunación.
Se espera que a partir de enero se inyecten unas 700.000 dosis semanales en el total de 440 centros de vacunación de todo el país. Como en la mayoría de los países europeos, se empieza por los mayores de 80 años, personal sanitario y otros grupos especialmente vulnerables.
Hacia febrero se espera seguir con ciudadanos a partir de los 70 años e ir descendiendo por franjas de edad y nivel de vulnerabilidad.
El objetivo del gobierno es poder ofrecer a todos los ciudadanos no incluidos en esos grupos la opción de vacunarse a partir de mediados del próximo año, explicó Spahn.
El hecho de que no haya posibilidades ahora de ofrecer la vacuna a todos los ciudadanos hace que no se pueda tampoco pretender establecer una especie de trato preferencial o ventajas en cuanto a movilidad a quienes ya se hayan vacunado, insistió el ministro. EFE