BERLÍN .- La canciller alemana, Angela Merkel, llegó tarde a la cita en Paris en marzo, cuando debía estar lista la propuesta para «refundar Europa» y el presidente, Emmanuel Macron, correspondió este jueves con un retraso de más de media hora en su llegada a la reunión.
El equipo alemán había elegido para el encuentro las obras de reconstrucción del palacio imperial de Berlín, entre andamios y palés de ladrillos, original escenario y muy acorde con el estado de proyecto conjunto para Europa de los dos jefes de gobierno.
Tras su destrucción durante los bombardeos de la II Guerra Mundial, resurge ahora rebautizado como Foro Humboldt que, además de servir en breve de nueva atracción turística de la capital alemana, situaba inevitablemente al francés ante la fuerza del imperio alemán.
Pero apenas terminó el breve recorrido por el nuevo Schloss y comenzaron a hablar de Europa, surgieron las diferencias entre ambos difíciles de sortear, y la condición que Merkel pone para todo lo demás, un derecho común de asilo europeo en el que primen los «incentivos frente a las penalizaciones» y que contemple las diferencias entre países fronterizos e interiores.
Merkel habló de «puntos de partida muy distintos» y puso como nuevo plazo para la propuesta conjunta de reforma de Europa «finales de junio». Para entonces, se habrá esfumado ya la mitad de la prometedora legislatura de Macron y Alemania habrá ganado un tiempo precioso contra los avances que desde un principio fueron recibidos con reticencias.
«Los dos estamos de acuerdo en que la UE no está todavía a salvo de crisis», dijo Merkel, «hay propuestas francesas y propuestas alemanas y nos damos hasta final de junio para elaborar una conjunta que contenga un proyecto de asilo europeo, el mayor reto que debemos resolver para preservar la libertad de movimientos en el espacio común europeo».
Macron aseguró por su parte que no falta «voluntad» en ninguno de los dos gobiernos para llevar adelante el «titánico trabajo» de presentar una «visión común», y subrayó que lo «más importante» es ponerse de acuerdo sobre los «objetivos políticos».
No obstante los mandatarios están convencidos de que podrán armar hasta junio un paquete de propuestas de reforma de la Unión Europea, pese a las diferencias que existen entre París y Berlín sobre cómo y hasta dónde habría que modificar arquitectura económica y financiera
.En una comparecencia conjunta previa a un almuerzo de trabajo en la Cancillería, Merkel se mostró optimista en cuanto al desarrollo de la Unión bancaria, pues «estamos de acuerdo en que la Eurozona no es suficientemente resistente a eventuales nuevas crisis», dijo.
La canciller no movió sin embargo ficha en cuanto a otras propuestas estrellas del presidente galo, como la creación de un ministro de financias o la dotación de un presupuesto único, desde el convencimiento, y esto es una constante en la posición alemana, de que cada país debe asumir sus responsabilidades y deudas.
Merkel reiteró así la tesis de solidaridad y responsabilidad de los Estados por los riesgos que asume son conceptos inseparables. Para respaldar este argumento, Merkel volvió a poner el ejemplo de Irlanda, Portugal y España, países que lograron salir con éxito de la crisis de la deuda con una combinación de «solidaridad» de la UE y «esfuerzos nacionales».(ECHA. Agencias)