El informe «Panorama Laboral 2024 de América Latina y el Caribe» de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que cinco años después de la pandemia del covid-19, la región ha logrado una relativa estabilidad en los principales indicadores laborales. Sin embargo, persisten retos estructurales que afectan principalmente la calidad del empleo y profundizan las brechas.
El informe revela que entre 2023 y 2024, la tasa de ocupación en la región aumentó en 0,5 puntos, alcanzando el 58,9 por ciento, mientras la tasa de desocupación pasó de 6,5 por ciento a 6,1 por ciento. A pesar de estas mejoras a corto plazo, los niveles de participación en la fuerza de trabajo y de ocupación siguen siendo inferiores a los registrados en 2012, lo que refleja una insuficiente creación de empleo en los últimos años.
«La región ha recuperado los niveles de empleo previos a la pandemia, pero el panorama sigue siendo preocupante: estamos en el mismo punto que hace diez años. El crecimiento económico se desacelera y las deficiencias estructurales en la generación de empleo persisten», explicó Ana Virginia Moreira Gomes, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe.
Desigualdades de género y persistente informalidad
A pesar de los avances, las brechas laborales entre hombres y mujeres continúan siendo una preocupación central. En 2024, la tasa de participación femenina se mantuvo en 52,1 por ciento, muy por debajo de la de los hombres (74,3 por ciento), lo que implica que menos mujeres trabajan o buscan trabajo. Además, las mujeres ganan en promedio un 20 por ciento menos que los hombres, y siguen siendo expuestas a mayores tasas de desocupación y empleos de menor calidad.
“Las disparidades de género en el empleo siguen siendo un obstáculo fundamental para alcanzar una verdadera igualdad laboral en la región. A pesar de algunos avances, la brecha salarial de género y la segregación ocupacional basada en género continúan limitando las oportunidades para las mujeres”, destacó Gerson Martinez, Especialista regional en economía laboral de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, y autor principal del informe.
El informe también señala que la informalidad laboral sigue siendo una característica predominante del mercado de trabajo en la región, con una tasa en 2024 del 47,6 por ciento, ligeramente menor que en 2023 (48 por ciento). Esto representa un reto para la calidad del empleo y la inclusión social, ya que implica que casi la mitad de las y los trabajadores de América Latina y el Caribe tienen contratos precarios, ingresos inestables, falta de seguridad social y mayor vulnerabilidad económica. Además, estos impactos recaen de manera desproporcionada sobre mujeres y jóvenes.
Si bien algunos países de la región han avanzado en la transición hacia la economía formal, en otros el empleo informal sigue representando un porcentaje alarmante de la ocupación. Estas altas tasas continúan dificultando el logro del trabajo decente.
El empleo juvenil: un desafío clave para el futuro de la región
El empleo juvenil se presenta como uno de los mayores retos del panorama laboral de América Latina y el Caribe. A pesar de una leve disminución en la tasa de desocupación juvenil, de 14,5 por ciento en 2023 a 13,8 por ciento en 2024, esta tasa continúa siendo casi el triple que la de los adultos. Las oportunidades para las personas jóvenes entre los 15 y los 24 años continúan siendo limitadas, sobre todo en un contexto de alta informalidad e insuficiente creación de empleos.
El informe señala que la falta de empleo estable y remunerado para las personas jóvenes sigue siendo una de las mayores preocupaciones para el futuro laboral de la región. La alta informalidad, la baja productividad de las economías y los bajos salarios, son factores que continúan limitando las perspectivas laborales de este grupo.
«Es fundamental que los países de la región desarrollen políticas que integren de manera efectiva a las personas jóvenes en el mercado de trabajo formal. Esto implica promover la educación técnica y profesional, así como desarrollar sistemas nacionales de cuidado que faciliten el acceso de las mujeres, especialmente de las mujeres jóvenes, al mercado laboral. Los países, además, deben poner énfasis en la creación de más oportunidades de empleo formal que brinden estabilidad y fomenten un desarrollo profesional sostenido”, expresó Martínez.
Desigualdades entre zonas urbanas y rurales
El informe también destaca la disparidad en los mercados de trabajo entre las zonas urbanas y rurales. En 2024, la tasa de ocupación en las áreas urbanas se situó en 59,1 por ciento, superando los niveles prepandemia de 2019 (58 por ciento). Mientras que en las zonas rurales la recuperación sigue siendo insuficiente con una tasa de ocupación de 52,3 por ciento en 2024, en comparación con 53,1 por ciento en 2019. Las brechas en la tasa de participación económica entre las áreas urbanas y rurales continúan siendo significativas, con una diferencia de 3,2 puntos porcentuales en favor de las zonas urbanas.
Perspectivas para 2025: consolidar la recuperación del empleo y avanzar en la formalización
Para el año 2025, se proyecta que la tasa de desocupación se mantendrá en un rango entre 5,8 por ciento y 6,2 por ciento, en un contexto de crecimiento económico moderado. “Es urgente avanzar hacia la justicia social en América Latina y el Caribe, y para ello es fundamental promover políticas sustentadas en el diálogo social tripartito eficaz que consoliden los progresos alcanzados e impulsen un crecimiento más robusto del empleo, poniendo especial énfasis en la formalización laboral”, concluyó Moreira Gomes.
OIT- Fotos CV