Amnistía Internacional ha hecho público un comunicado tras la cumbre de la UE sobre migración en el que señala que “no hay nada nuevo en lo que los líderes de la UE han acordado, lo que se necesitaba era un planteamiento nuevo, audaz y ambicioso. Pero lo que tenemos es la continuación de una estrategia fallida”.
Según John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional para Europa, “la propuesta de destinar mil millones de euros a los países de acogida de las personas refugiadas es positiva, pero aparte de esto los compromisos son decepcionantes. Los líderes de la UE deberían haberse puesto de acuerdo en cómo garantizar a las personas refugiadas rutas legales y sin riesgos a Europa y haber arreglado el deficiente sistema de asilo de europeo”.
“En cambio -agrega- la atención prestada en las propuestas a no dejar entrar a las personas refugiadas supone ignorar la realidad de una crisis global de refugiados y la obligación de los Estados de brindar protección a quienes no pueden encontrarla en otra parte”.
Amnistía considera que las cifras de reubicación acordadas el martes (22 de septiembre de 2015) no reducirán de manera significativa la presión sobre los Estados que están en primera línea, y sin mucha más asistencia concreta e inmediata a estos países, las caóticas y trágicas escenas que hemos presenciado en las última semanas no harán más que continuar y, probablemente, empeorar.
Hungría en la ilegalidad consentida
Amnistía ha lanzado hoy (24 de septiembre de 2015) una nueva iniciativa para forzar una solución política aceptable, porque “en las últimas semanas, asistimos impotentes al relato de decenas de miles de personas refugiadas, muchas de ellas niñas y niños, que tratan de llegar a Europa huyendo de la guerra y se encuentran aquí con más violaciones de derechos humanos”.
La ONG explica que “algunos de los testimonios más crueles nos llegan de Hungría, donde el gobierno está utilizando todo tipo de métodos ilegales para impedir la entrada de refugiados”.
Un equipo de investigación de Amnistía Internacional se ha entrevistado allí con cientos de personas refugiadas, como este padre sirio: “Me arrebataron a mi hijo (de ocho años) mientras lo agarraba de la mano, y desde entonces estamos separados”.
La situación en las fronteras de Hungría es dramática. Amnistía tiene testimonios impactantes de personas que viven en condiciones terribles y de familias separadas por la policía al entrar en el país. También denuncian el uso de gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a las personas refugiadas, muchas de ellas familias con niños y niñas.
La organización aporta imágenes que muestran cómo el gobierno húngaro ha reaccionado levantando nuevas vallas con cuchillas para impedir la entrada de refugiados. Muchos han sido detenidos y encerrados en virtud de una nueva ley que contempla penas de hasta tres años de prisión para cualquiera que intente entrar de manera irregular en el país.
En este escenario, Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, sostiene que “ni las vallas ni las nuevas leyes húngaras son la solución” y pide firmas para forzar a que el Gobierno de Hungría cese en su práctica de impedir el paso a refugiados a través de sus fronteras.
Amnistía también sigue recogiendo firmas para que todos los gobiernos de la Unión Europea tomen medidas de inmediato para proteger a refugiados y solicitantes de asilo.
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