La Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) en esta fecha de profundo significado, reivindica el derecho al trabajo como condición de la dignidad humana.
La gesta de los Mártires de Chicago, entre ellos periodistas y tipógrafos, está más vigente que nunca. La jornada laboral por la que se inmolaron a fines del siglo XIX es una realidad normativa antagonista a una práctica en la que se libran jornadas laborales eternas.
La ANP invoca a que llamemos las cosas por su nombre. La “esclavitud moderna” no es ajena al sector periodístico. Sometidos al mandato de “el periodismo no tiene horario”, trabajadores-trabajadoras de todas las regiones, asalariados o quienes autogestionan su trabajo lidian con la precarización en un contexto de regresión en las condiciones laborales de quienes tienen la misión de informar.
La exigencia de respeto a nuestra actividad empieza con la demanda de erradicar el mal llamado “derecho de piso” al que se pretende someter a quienes ingresan al mundo laboral vía prácticas pre y profesionales. Ello constituye el preludio de una cadena de maltrato que fatalmente está normalizada.
Frente a este escenario la ANP asume el protagonismo de la lucha sindical, tal como lo hizo en las últimas décadas del siglo XX, etapa histórica en la que se encumbró para alcanzar la aprobación de las más importantes leyes en favor de los periodistas, entre ellas la jornada laboral de 40 horas, el sueldo básico del periodista, la jubilación anticipada, el seguro obligatorio de riesgos profesionales, entre otras. Hoy nuestro propósito gremial es trascender de la reivindicación laboral a la reivindicación social.
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En el Día del Trabajador y Trabajadora, además de reafirmar nuestra identidad, queremos rendir homenaje a los 199 periodistas fallecidos por covid a quienes no solo mató la pandemia sino también la precarización. Muchos de ellos población de riesgo que se vio forzada a seguir reporteando en calle sometidos a un alto riesgo por su condición de vulnerables. Hoy, 1 de mayo, la ANP requiere al Estado cumplir con el deber de protección a quienes son trabajadores esenciales, procurando un marco normativo que les permita garantizar, cuando menos, salud y pensiones.
La ANP, como matriz histórica del movimiento organizado de las y los periodistas reafirma su decisión de seguir luchando en procura de mejores condiciones de vida y trabajo para las y los periodistas, de darle voz a quienes no la tienen en defensa de sus condiciones laborales y a plantar cara al Estado para que a través de sus mecanismos de fiscalización laboral y el ejercicio efectivo de su rol tutelar de derechos permita dignificar nuestra condición de trabajadores y trabajadoras.
¡Los derechos laborales son derechos humanos!
¡Los derechos laborales no son una concesión!
Lima, 1 de mayo del 2022
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL