BUENOS AIRES.- De pie, con un vestido floreado y saco largo negro, sola frente a una enorme Biblia de pana azul y cruz plateada, la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner juró como senadora ante el aplauso de sus seguidores.
“Sí, juro”, dijo ante la pregunta de la vicepresidenta Gabriela Michetti, a cargo de la ceremonia, Desde los balcones de la Cámara Alta, donde el protocolo prohíbe las pancartas, los gritos y los aplausos que son comunes en Diputados, le gritaron “¡Jefa!” y “’¡Sos una esperanza para el pueblo!”.
En medio de los aplausos, la ex mandataria dio media vuelta y caminó lentamente hacia su cescaño, sin familiares que la acompañaran, como al resto de los legisladores.
Con esta ceremonia pulcra y sin estridencias, Cristina Fernández volvió al Senado, un sitio que la tuvo ya tres veces entre sus miembros, la última vez entre 2003 y 2007, justo antes de suceder a su marido, Néstor Kirchner, en la presidencia, cargo que ocupó durante ocho años.
Fuera del Congreso, el ambiente fue bien distinto. Unas 300 personas formaron un cordón en la salida de vehículos y vivaron su nombre al paso de su automóvil.
No fue la gran multitud que los kirchneristas hubieran deseado, por pedido expreso de la expresidenta.
Un día antes de la ceremonia, Kirchner dijo a sus seguidores que se movilizaran recién por la tarde, en apoyo a la marcha que distintos sindicatos convocaron contra las reformas laborales, tributarias y jubilatorias que impulsa el Gobierno de Mauricio Macri.
En la explanada central del Congreso, frente a la plaza donde se realizan las grandes manifestaciones, ya estaba montado el escenario para los oradores y humeaban los puestos de venta de hamburguesas y chorizos.
Cristina Kirchner fue elegida senadora por la provincia de Buenos Aires el 22 de octubre pasado con el 37% de los votos. Perdió por cuatro puntos ante el candidato del oficialismo, Esteban Bullrich, también presente en la ceremonia de la víspera.
La derrota la dejó en un lugar incómodo dentro del peronismo, que aún no ha podido definir aún cuál será la figura que lo representará como principal partido de la oposición.
La llegada de la expresidenta al Senado la coloca como candidata natural a ese puesto, pero no todos están de acuerdo. Macri firmó un pacto de gobernabilidad con los gobernadores peronistas – el Senado no es más que la evidencia política del poder territorial de esos líderes provinciales- y apoyar a Kirchner no es compatible con ese acuerdo.