Argentina: Médicos «regalan una hora» para atender personas de pocos recursos

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BUENOS AIRES (Argentina).- Ante la saturación del sistema sanitario argentino, médicos y voluntarios de la organización no gubernamental ¿Me regalás una hora? buscan «descomprimir» las listas de espera hospitalarias con consultas gratuitas para personas que viven en la calle o se encuentran en situación de vulnerabilidad.

La iniciativa, que empezó hace cuatro años el cardiólogo Mariano Masciocchi en una parroquia del barrio capitalino de Almagro, ha creado una ola de solidaridad en el panorama sanitario argentino partiendo de la idea de pedir a sus integrantes tan solo una hora de su tiempo.

«Quizás es no tomarte un café en un bar o no ir a una clase de salsa y en esa hora podés darle un montón de cosas, más de las que vos te imaginás, a una persona que no tiene nada», explica a Efe Masciocchi, presidente de ¿Me regalás una hora?

El doctor argentino decidió iniciar este proyecto en el 2014, año en el que falleció su padre y se divorció, dos sucesos que le hicieron replantearse su vida y darse cuenta de que «no estaba haciendo nada por los demás».

«Estos sopapos que me dio la vida en ese momento me sirvieron para tratar de salir de esa burbuja», asegura.

Sin embargo, se encontró con que durante los dos primeros años que estuvo acudiendo cada sábado por la mañana a la parroquia San Carlos, solo atendía a uno o dos pacientes cuando tenía capacidad para pasar consulta a quince.

Una carta difundida por redes sociales dio la vuelta a esta «frustrante» situación y, al día de hoy, la asociación civil organiza varias consultas médicas a la semana y trata a unos 500 pacientes cada mes.

«En Buenos Aires hay mucha situación de calle, gente que vive en la vereda (acera) de los portales de las casas tapados con cartones y que pasan muchas inclemencias tanto en verano, con calores terribles que pueden llegar a 40 grados, como en invierno, con temperaturas que pueden llegar a cero», comenta Masciocchi.

Karen Arauz, médica boliviana integrante de la directiva de la asociación, detalla que las personas que atienden en parroquias y en la calle presentan todo tipo de dificultades, desde cuadros gripales por las temperaturas en invierno, problemas de piel derivados de la falta de higiene, infecciones, hipertensión o diabetes.

Para tratarlos cuentan con una red de alrededor de 60 voluntarios, entre los que se encuentran enfermeros, nutricionistas, psicólogos, pediatras, cardiólogos y muchas personas sin conocimientos médicos que también prestan su tiempo, además de unos 30 especialistas en otras áreas a los que derivan pacientes.

El fundador de la asociación civil aclara que una «parroquia nunca va a ser un hospital».

Ellos ofrecen atención médica primaria y como mucho pueden recetar medicamentos si lo ven necesario, pero su función no es sustituir la sanidad pública, sino «descomprimir» sus saturadas listas de espera.

Sin embargo, de esta manera los profesionales sanitarios sí que pueden dar a sus pacientes una calidez de trato que en los hospitales es difícil proporcionar por los frenéticos ritmos de trabajo existentes.

De hecho, muchas veces las personas en situación de calle agradecen más este tipo de trato cercano, con abrazos, apretones de mano y amigables palmadas en la espalda, que la propia consulta médica.

«Hay gente que ha vivido en la calle desde hace 20 años y la gente que pasa ni siquiera los ve. Ellos nos contaban: ‘Nos sentimos el mobiliario de la ciudad de Buenos Aires'», relata Arauz al destacar cómo estas personas valoran mucho más los gestos de amabilidad y la atención de los voluntarios.

Tras llegar a varias provincias argentinas, como Santiago del Estero y San Juan, uno de los objetivos de ¿Me regalás una hora? para el próximo año es expandirse más allá de las fronteras del país y llegar a países como Bolivia, Colombia y Venezuela, donde ya tienen colaboradores.

Asimismo, no satisfechos con su labor, se han propuesto mejorar la calidad del trato a las personas de pocos recursos que atienden, para que esa hora que les regalan sea incluso más provechosa.

EFE/Tono Gil

 

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