BUENOS AIRES (Argentina).- El recuento de las elecciones argentinas será uno de los puntos calientes en la noche del próximo domingo, y tanto desde la candidatura del presidente Mauricio Macri, como desde la del favorito, el opositor peronista Alberto Fernández, dedicarán esfuerzos a evitar posibles manipulaciones.
En una semana en la que el vecino país de Bolivia vive un polémico recuento electoral con sospechas de fraude por parte de la oposición a Evo Morales, en Argentina se pone el foco en la vigilancia de cada mesa.
La palabra «fiscalización» -la supervisión del proceso electoral por parte de simpatizantes o militantes de los partidos- gana fuerza en el ambiente político conforme se acercan las elecciones.
Por un lado, Macri utilizó el escenario de la multitudinaria marcha que protagonizó junto a sus seguidores el sábado pasado en Buenos Aires para recordar que deben fiscalizar las mesas.
«No queremos prepotencias en las mesas, queremos que se respete nuestro voto y nuestra decisión, entonces nos vamos a ocupar este domingo 27 de fiscalizar», sostuvo.
La candidata opositora a la Vicepresidencia por el Frente de Todos y expresidenta entre 2007 y 2015, Cristina Fernández, escribió el martes en su cuenta en Twitter que en las primarias del 11 de agosto «fue muy importante contar con información propia para evitar la manipulación de datos».
Un miembro de la campaña del Frente de Todos dijo a Efe este miércoles que pondrán en práctica el mismo sistema de fiscalización que utilizaron en las primarias de agosto, ya que con ese les fue «bien» y no ven motivo para «cambiar».
«Fue preciso y exacto», dijo la exmandataria sobre el sistema en un acto después de esos comicios, en los que los datos oficiales dieron a su candidatura, encabezada por Alberto Fernández, una ventaja de 16 puntos.
Este es un resultado que aspira a repetir el domingo para hacerse con el poder sin necesidad de segunda vuelta, una instancia que se obviará si el candidato más votado saca más del 45% de los votos o el 40% de sufragios y 10 puntos respecto al segundo con más apoyos.
El Frente de Todos tuvo entonces un centro de cómputos que recibía y procesaba los datos de los testigos de casi todas las mesas del país para contar con información precisa «lo más temprano posible».
En el otro lado de la batalla electoral, desde la campaña de Juntos por el Cambio aseguraron a esta agencia que hubo «trampas» por parte de sus opositores.
Así, afirman que en las primarias tuvieron 100.000 fiscales de mesa -voluntarios capacitados que controlan que la jornada electoral marche sin incidentes- y que la cifra aumentará a 150.000 fiscales este domingo.
Defienden que en una elección «tan polarizada, cada voto cuenta», y aunque reconocen que las primarias las perdieron por un porcentaje claro, sí consideran que «dos o tres puntos» sí se pudieron haber manipulado por parte de los miembros del Frente de Todos, ya que según dicen no contaron con suficientes personas en la tarea de fiscalizar.
Aseguran que, de cara a esta elección, para la que el presidente está en inmerso en una campaña con la intención de dar la vuelta al resultado, esos dos o tres puntos pueden ser los que, llegado el momento, lleven «a un ballotage», es decir, a la segunda vuelta entre Fernández y Macri.
Entre otras cuestiones, el oficialismo destaca que tras las primarias detectaron robo de boletas en mesas y realizaron una denuncia que avaló la Justicia y por la que salieron a la luz diversos casos de autoridades de mesa que eran afiliadas de partidos, algo ilegal en Argentina.
«Lamentablemente el sistema electoral que nosotros tenemos es muy viejo, obsoleto, es muy fácil hacer trampa. Se necesita de fiscales para asegurarnos que no nos roben los votos», aseveran.
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