En el 2022, la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) otorgó el título de palabra del año a la expresión compleja “inteligencia artificial” (IA).
Si buscamos su definición en el diccionario, encontraremos que este término se refiere a la “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.
Tal es la importancia que la Real Academia de la Lengua Española otorga a esta expresión, y a todo lo que tenga que ver con ella y el idioma español, que el pasado 21 de mayo de 2023 la catedrática en inteligencia artificial Asunción Gómez-Pérez ingresó en la RAE para ocupar la silla ‘Q’.
La necesidad de contar con una experta en este campo en una institución de tal magnitud da muestra de lo que está por venir.
Otro de los esfuerzos realizados por la RAE en materia de inteligencia artificial y lengua española se ha materializado en el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA). Esta iniciativa no solo nos advierte de los posibles retos que la información generada por aplicaciones como ChatGPT puede proporcionar en materia de corrección lingüística, sino también aboga por “cuidar el uso del español en los medios tecnológicos”.
De ahí que sea necesario realizar un breve repaso lingüístico a algunos elementos clave que hemos de tener en cuenta a la hora de utilizar sistemas que basen su uso en la inteligencia artificial.
¿Por qué nos gusta tanto robar del inglés?
Los ríos de tinta digital que han inundado los medios del mundo entero acerca de este fenómeno en los últimos meses han generado una oleada de palabras prácticamente desconocidas que hemos de descifrar.
En muchos casos, nos encontramos ante términos “robados” del inglés (extranjerismos crudos) e infiltrados en frases escritas perfectamente en español que se pretende que comprendamos a la perfección por arte de magia.
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Pero esto no es nada nuevo ni mucho menos exclusivo del mundo de la inteligencia artificial. Aunque el uso de los neologismos, o una nueva expresión en una lengua, puede darse “por prestigio, por ignorancia o por vacío semántico”, es importante no caer en la tendencia de utilizar anglicismos innecesarios (algo que nos gusta demasiado).
Por lo que, a continuación, ofrecemos unos consejos prácticos para escribir –y hablar– de la inteligencia artificial sin asesinar el idioma en el intento.
Diez palabras clave
No solo es cuestión de que tomemos medidas para adaptarnos a los retos profesionales que puede suponer la avalancha de la inteligencia artificial, sino que también es el momento de poder hablar de ello con propiedad estemos donde estemos.
Generative Artificial Intelligence (GenAI): inteligencia artificial generativa (IAG).
Large Language Models: modelos de lenguaje masivos.
Prompt / Prompt Engineering / Prompt Engineer: comando / ingeniería de comandos / ingenieros de comandos. (Es la cuarta de las acepciones de la palabra comando en el diccionario de la RAE).
Natural Language Processing (NLP): procesamiento del lenguaje natural (PLN).
AI Hallucination: alucinación de inteligencia artificial.
Tokenization: cifrado de datos.
Machine Learning: aprendizaje automático.
Deepfake: ultrafalso.
Algorithmic Bias: sesgo algorítmico.
Deep Learning: aprendizaje profundo.
Puede que en la lista anterior piense que falta el neologismo chatbot, pero lo cierto es que la Fundéu, ya en el año 2019, lo reconoció como un neologismo válido, por lo que no se debe escribir ni entre comillas ni en cursiva.
Una cosa es saber qué significan los términos que arriba se incluyen y otra, muy diferente, es saber cómo se escriben. ¿Se escriben las siglas en mayúscula? ¿Debo emplear la cursiva? ¿Las comillas? ¡Vaya jaleo!
La pluma vale más que la espada
Basta con darse un paseo por el kiosco digital para leer titulares como los siguientes:
“Una interfaz cerebro-ordenador con inteligencia artificial permite andar a un parapléjico”
“China y Estados Unidos, potencias de una Inteligencia Artificial aún sin regular”
Aunque las siglas “IA” se escriben en mayúscula, su desarrollo siempre se debe escribir en minúscula. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con PLN y su desarrollo “procesamiento del lenguaje natural”.
Muchos de los términos y expresiones arriba mencionados (aprendizaje profundo, modelos de lenguaje masivos) tienden a escribirse con mayúscula inicial. El uso de la mayúscula, en estos casos, no está justificado, de ahí que deban escribirse en minúscula.
En aquellos casos en los que sea necesario incluir el término en inglés (o en cualquier otra lengua) porque no existe un equivalente aceptado o validado, la Fundéu lo tiene claro y nos avisa de que estas deben escribirse en letra cursiva o entre comillas si no se dispone de cursivas.
No debemos olvidar que, al tratarse de expresiones y términos nuevos, tenemos que luchar por no incorporarlos tal cual al español. Adaptarlos, buscar equivalencias y detenernos un minuto a la hora de incluirlos en un texto, así como pensar en el uso que conviene hacer, en cada caso, de las mayúsculas, las minúsculas, la cursiva o las comillas.
¿Qué dice ChatGPT?
A modo de ejemplo, le preguntamos a ChatGPT cómo escribiría inteligencia artificial y su respuesta fue la siguiente:
“La forma más común de escribir ‘inteligencia artificial’ es en minúscula, ya que se trata de un concepto genérico y no de un nombre propio. Sin embargo, dependiendo del contexto, también puede encontrarse en mayúscula inicial, especialmente si se utiliza al comienzo de una oración o en títulos. En resumen, la forma recomendada sería ‘inteligencia artificial’ en minúscula, a menos que haya una razón específica para utilizar mayúscula inicial”.
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Como podemos observar, conviene no hacer demasiado caso a los chatbots en cuanto a cómo escribir los términos de moda y recurrir, siempre que tengamos dudas, a fuentes oficiales y fiables como la RAE o la Fundéu. Aunque la inteligencia artificial sea ya ineludible, no dejemos que nos diga cómo escribir.
Fuente: The Conversation (tynmagazine.com)