Parece mentira pero ya pasaron seis años desde que se fue uno de los más grandes artistas del Perú. El criollismo peruano recuerda este 9 de octubre al gran Arturo «Zambo» Cavero, el genio del cajón e imponente voz ronca que nos hizo vibrar con temas como Contigo Perú, Nuestro secreto, Y se llama Perú o Peruanita bonita.
Arturo «Zambo» Cavero, representante de nuestro sentimiento mestizo, mitad cholo, mitad japonés y mitad sacalagua, amante de la filosofía, el cajón y el buen comer, que partió un viernes 09 del mes morado del 2009 nos dejó sus mejores interpretaciones para sentirnos orgullosos de ser peruanos.
Se recuerda que el querido “Zambo” Cavero nació en los Barrios Altos, en la mismísima Mesa Redonda donde se hizo de amigos a granel por su buen trato y sobre todo porque sabía respetar a sus mayores.
Fue elegido brigadier en la G.U.E. Hipólito Unanue no por abusivo sino por querendón. Y además tocaba el bombo en la banda con desesperante maestría, en una entrevista comentó «sobrino, yo mismo era el que llevaba el compás de todo el colegio»
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Asimismo, Arturo Cavero era profesor recibido, estudió en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones. Llegaba tarde por dedicarse de forma paralela a la música que entregaba a su público cada madrugada. Sin embargo hizo suyo un título y diploma en la universidad de San Marcos y asistió a cursos de maestría en la Universidad de Lima y otros más en la Universidad Villarreal donde se dice que lo confundieron siempre con el rector.
En aquel tiempo, el “Zambo” Cavero ya era bueno en el bongó. Allá a finales de los cincuenta ya tocaba con Ñiko Estrada y Coco Lagos. Cuando vino a Lima el cuarteto Los Rivero quisieron llevarlo con ellos porque pensaron que era cubano por el swing.
Pero como estudiaba mañana, tarde y noche se quedó en casa pero se dio el gusto de acompañar a Xavier Cugat. Ya había debutado profesionalmente con la música de raíces negras que interpretaba con tanto sabor el maestro Juanito Criado, «el arquero cantor«, con su conjunto Patria, Amistad y Criollismo.
Nuestro inmortal Arturo “Zambo” Cavero tocaba cajón, cajita y quijada de burro, sería por 1957. Después pasó por diferentes orquestas hasta quedarse un buen tiempo con La Sonora Capri que dirigía Carlos Manrique en el San Joi Lao de la calle Capón.
«Me gustaba todo lo que era percusión y mis fuentes eran evidentemente las cubanas, usted sabe, por la influencia de los discos y las bandazas que llegaron por aquellas épocas», afirmaba el «Zambo» Cavero.
Tras ser internado el 25 de agosto del 2009 en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins, por complicaciones simultáneas de su salud, en un cuadro médico que incluía insuficiencia renal e hipertensión diabética, estuvo hasta el 8 de octubre, lúcido, de buen humor e incluso -cuentan- que el 7 de octubre pidió su alta porque debía prepararse para ir a la procesión del Señor de los Milagros el 19 de octubre.
No obstante, el 9 de octubre del 2009, con un shock séptico, insuficiencia multiorgánica, encefalopatía multifactorial y coagulopatía, Arturo «Zambo» Cavero no aguantó más y murió en el Rebagliati. Eran las 12:55 p.m. Fue velado al día siguiente en el Museo de la Nación, en San Borja, en dolor de multitud.
La muerte de Cavero acaparó las portadas de toda la prensa peruana, donde se lamentó la partida de quien era considerado como «la voz del Perú» y un símbolo de la canción popular.
Andina/MS Fotos: Cajón Negro/Andina
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