MOSCÚ.- Tras el lanzamiento fallido del 11 de octubre, un cohete Soyuz-FG, volvió a demostrar que es fiable al poner en órbita, con destino a la Estación Espacial Internacional, al ruso Oleg Kononenko la estadounidense Anne McClain y el canadiense David Saint-Jacques.
El lanzamiento se hizo este mediodía desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajstán. El pasado 16 de noviembre, otro cohete Soyuz-FG ya logró poner en órbita una nave de carga Progress con tres toneladas de vituallas, equipos y combustible para los tripulantes de la ISS.
Pero había expectación por comprobar que la primera misión tripulada después del fracaso de octubre también conseguiría alcanzar el espacio sin contratiempos.
La Soyuz MS-10 tuvo que abortar su vuelo hacia la plataforma espacial el 11 de octubre debido a que la segunda fase del cohete Soyuz-FG detuvo su propulsión. El director ejecutivo de Roskosmos, el legendario cosmonauta ruso, Serguéi Krikaliov, explicó entonces que se produjo una «deformación» en fábrica de un sensor durante el ensamblaje del cohete y, tras el lanzamiento, «hubo una colisión de un elemento lateral de la primera fase del cohete», que dañó la segunda fase.
El incidente tuvo lugar dos minutos después de que la Soyuz MS-10 partiera de Baikonur. Llevaba a bordo al ruso Alexéi Ovchinin, y al norteamericano Nick Hague.
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El fallo activó el sistema de eyección automática del bloque en donde se hallaba la cápsula, se abrieron los paracaídas y los dos hombres pudieron volver de milagro a la Tierra sanos y salvos. Pero estuvieron sometidos a una brutal aceleración, que alcanzó casi los 7-g (siete veces la fuerza de la gravedad).
Según Roskosmos, Ovchinin y Hague serán enviados a la ISS la próxima primavera.
En la plataforma espacial se encuentran ahora el ruso Serguéi Prokópiev, la norteamericana Serena Auñón-Chancellor y el alemán Alexander Gerst desde junio. El vuelo lanzado este lunes fue previsto para el 20 de diciembre, pero el fallo de octubre obligó a adelantarlo. Algo así no había sucedido desde 1983. (ECHA- Agencias)