El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el jefe del gobierno austríaco, Werner Faymann, convinieron el miércoles en una conversación telefónica que «las vallas no tienen su lugar en Europa«, indicó una portavoz de la Comisión. Esta declaración se da justo después de que Austria anunciase la posibilidad de implementar esta medida en su frontera con Eslovenia.
«El presidente y el canciller repitieron su posición común: las vallas no tienen su lugar en Europa», según la portavoz. La ministra del Interior Johanna Mikl-Leitner había anunciado que su país tenía la intención de construir una valla para «asegurarnos una entrada ordenada» del flujo de refugiados. La ministra no dio sin embargo detalles sobre cómo será la valla, que según los medios se extenderá varios kilómetros.
Juncker y Faymann también han convenido en su conversación la necesidad de una «rápida implementación de todas las decisiones» acordadas por los líderes de la UE en sus últimas reuniones. También debe ser «inmediata» la aplicación de las medidas operativas acordadas el domingo por los jefes de Estado y de gobierno de los países más transitados por los refugiados en su huida por la ruta de los Balcanes occidentales.
La cumbre de formato reducido del domingo evidenció las tensiones entre los países de la región, pero concluyó con un compromiso de todos ellos de mejorar la coordinación entre ellos y de asegurar un trato humanitario a los inmigrantes.
También se acordó la creación de 100.000 plazas de acogida para los refugiados en la ruta de los Balcanes (de las que 50.000 plazas se crearán en Grecia) y Faymann ha transmitido este miércoles a Juncker el compromiso de Austria de aportar su «contribución» a lograr este objetivo.
LA VUELTA DE LOS CONTROLES
Austria reintrodujo los controles sistemáticos en su frontera el pasado 15 de septiembre de manera temporal y Bruselas ha dado su visto bueno a la medida, al considerar que se dan las condiciones excepcionales que prevé el código del espacio sin fronteras Schengen.
A mediados de octubre, Hungría cerró su frontera con Croacia y construyó una valla con alambres de espino que llevó a miles de migrantes que entran a través Grecia a dirigirse hacia Eslovenia, con el objetivo final de llegar a los países del norte de Europa. Desde el 17 de octubre cerca de 90.000 migrantes han pasado por Eslovenia.
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