¡Gracias, Monseñor Barreto!
“Han convertido mi casa en una cueva de ladrones. ¡Corruptos!”: dijo encolerizado Jesús de Nazaret al encontrar el patio del Templo de Jerusalén invadido por vendedores de ganado y mesas de cambistas. Acto seguido, el pacífico y dulce maestro formó un látigo con varias cuerdas y a golpes hizo salir al ganado y a los...