SANTIAGO DE CHILE.- La presidenta chilena, Michelle Bachelet, dio inicio hoy formalmente a la segunda etapa de su mandato con una reunión de su gabinete ministerial en el que afirmó que su objetivo es actuar con «realismo», pero «sin renuncia».
En el encuentro, que se prolongó durante casi todo este viernes, la mandataria abordó con sus ministros las materias que serán prioritarias en esta nueva fase, considerando las dificultades que enfrenta el Gobierno, con un muy bajo nivel de respaldo y un escenario económico un poco complicado, con un lento crecimiento y una persistente baja en la inversión.
«Tenemos que abordar nuestro segundo tiempo asumiendo el efecto de estas dificultades pero sin que ello signifique olvidar nuestros compromisos con la ciudadanía», dijo Bachelet al inicio de la reunión.
«Si pudiera sintetizarlo diría esto: es realismo sin renuncia«, agregó.
Al término de la reunión, ocho horas después, la mandataria dio cuenta de un listado de 10 prioridades en la que se concentraran los esfuerzos del Ejecutivo, encabezado por una mayor gradualidad en la entrega de recursos para financiar la educación gratuita universitaria, sujeta al «crecimiento económico» de los próximos años.
Como segundo objetivo, Bachelet indicó que será prioridad la construcción de 20 hospitales al término de su mandato, como lo prometió durante su campaña presidencial.
En esa línea, anunció también un mayor diálogo en la discusión en el Congreso de la Reforma Laboral y ajustes de la Reforma Tributaria durante su etapa de implementación.
Acompañada de todos sus ministros, la presidenta dijo que «tenemos un tremendo convencimiento de que tenemos que avanzar de acuerdo a la prioridades programáticas. Necesitamos realismo pero sin renuncia, identificando los ajustes necesarios», apostilló.
Bachelet asumió su segundo mandato el 2014 con la promesa de llevar adelante grandes reformas en materias como la educación, el régimen tributario, la legislación laboral y la constitución.
Parte de esos cambios se han realizado, pero no han despertado una gran adhesión en la población y sí un franco rechazo de sectores poderosos como los empresarios, lo que ha llevado a una sostenida baja en la popularidad del Gobierno.
A ello se ha sumado una serie de escándalos de corrupción por financiación irregular de la política por parte de algunas empresas, tema que ha copado la agenda del país durante la primera mitad del año.
Bachelet reconoció las dificultades que enfrenta su Administración, pero afirmó que «los chilenos nos han escogido para conducir el avance que Chile requiere, no para estar lamentándonos ni para paralizarnos».