El último año de Josep Guardiola en el Barcelona fue complicado al quebrarse la solidez amical entre los jugadores y el exitoso técnico. La salida de Pep del Camp Nao no fue nada agradable. El mundo da vueltas y Pep volverá traído por la Champions League.
Lo que había comenzado como una relación idílica, acabó convirtiéndose en un infierno. El distanciamiento fue palpable. Hubo jugadores que dejaron de cuidarse y el técnico se lo reprochó.
Pep dio un discurso cuando recibió la Medalla de Oro de la Generalitat en el que omitió a los jugadores y no sentó nada bien en el vestuario. Se crearon desconfianzas y la gota que colmó el vaso fue una bronca de Pep, con réplica de los jugadores, en el vestuario del Betis antes de la final de Copa con el Athletic. Ahí todo se rompió.
Aunque el tiempo ha pasado, esas heridas quedan. Y los jugadores querrán demostrar que Pep ganó títulos, pero por el equipo que tenía. Como lo hicieron en el primer año de Tito Vilanova para conseguir la Liga de los 100 puntos y superar los registros de Guardiola.