La economía peruana, en un contexto de recuperación tras los efectos de la pandemia y la inestabilidad política, proyecta un crecimiento aproximado del 3% al cierre de 2025, según las estimaciones del Banco de Crédito del Perú (BCP).
Este escenario plantea tanto oportunidades como desafíos para los empresarios y emprendedores, quienes deben adaptarse a las tendencias y exigencias del mercado actual.
“Esta proyección es un crecimiento modesto pero relevante en el actual contexto económico mundial, donde los índices de incertidumbre y desaceleración han impactado a muchos países de la región. En Perú, sectores como el comercio y los servicios representan más del 55% del empleo total, lo que los convierte en un motor clave para la recuperación económica”. añadió Milagros Torres, subdirectora académica de la Facultad de Negocios de Zegel.
Según BCP, el crecimiento del PBI en 2025 estaría impulsado por sectores clave como la minería, la agroindustria y los servicios, además de un contexto global más favorable. En este sentido, los empresarios deben estar atentos a las oportunidades de inversión en estos sectores estratégicos.
Innovación y competitividad
El crecimiento económico también demanda una mayor competitividad por parte de las empresas peruanas. La transformación digital y la innovación tecnológica juegan un papel crucial para optimizar procesos, reducir costos y mejorar la experiencia del cliente.
“En el último año, cerca del 60% de las empresas en el Perú ha iniciado algún tipo de transformación digital, según estudios del mercado. Este es un indicador positivo, pero aún queda un largo camino por recorrer en términos de innovación y adopción de tecnologías avanzadas”, apunta Torres.
Por otro lado, la educación técnica y especializada también es fundamental para atender la demanda de talento calificado en el mercado. Instituciones como Zegel trabajan constantemente en el desarrollo de programas que respondan a las necesidades del sector empresarial.
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Desafíos pendientes
Pese a las proyecciones alentadoras, existen riesgos que podrían impactar el desempeño económico del país. La falta de estabilidad política, el acceso limitado al crédito para pequeñas y medianas empresas, y la informalidad laboral son algunos de los principales obstáculos que deben abordarse.
Para que este crecimiento se materialice, será crucial fomentar la inversión privada, fortalecer la institucionalidad y apostar por la educación como motor de desarrollo a largo plazo.
El crecimiento económico proyectado para 2025 es una señal positiva, pero exige a empresarios, autoridades y ciudadanos trabajar de manera conjunta. Las empresas que apuesten por la innovación, la capacitación de sus equipos y la adaptación a las tendencias del mercado estarán mejor posicionadas para aprovechar este contexto.
“La clave estará en identificar los sectores de mayor crecimiento y en trabajar colaborativamente para superar los desafíos estructurales del país. Solo así lograremos un desarrollo sostenido y equitativo”, concluye Torres.
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