BERLÍN/Alemania.- El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel, criticó hoy de nuevo la detención en Estambul del periodista germano-turco Deniz Yücel y estimó que está siendo utilizado por el gobierno de Ankara como «una pelota política en una sucia campaña electoral» ante el próximo referéndum.
En declaraciones al semanario alemán Der Spiegel, Gabriel consideró que lo ocurrido con Deniz Yücel, corresponsal del diario Die Welt en Turquía y detenido febrero acusado de «propaganda terrorista», es «inaceptable desde el punto de vista político y del Estado de derecho».
Al tener doble nacionalidad, la embajada alemana en Turquía no ha podido ponerse en contacto con el periodista para prestarle asistencia, a pesar de que en el caso se han implicado las principales autoridades del país, desde la canciller, Angela Merkel, hasta el presidente, Frank-Walter Steinmeier.
El Ejecutivo estima, según Der Spiegel, que, con la falta de flexibilidad en el caso Yücel, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, busca aumentar su popularidad para conseguir más adhesiones en el referéndum para la reforma que se celebrará el 16 de abril y que plantea una reforma constitucional para entregar el poder ejecutivo al presidente.
La campaña electoral, con la cancelación de mítines de ministros turcos en Alemania, y la detención de Yücel han tensado las complicadas relaciones de Berlín y Ankara, que ha llegado a acusar al gobierno de Merkel de usar «prácticas nazis» al censurar los actos electorales turcos en su territorio.
En Alemania viven 1,4 millones de ciudadanos de origen turco con derecho a voto en el referéndum y pueden depositar su papeleta desde el pasado lunes y hasta el 9 de abril en los consulados.
El último capítulo que ha enturbiado las relaciones bilaterales, esta semana, fue la filtración de presuntas operaciones del espionaje turco en Alemania para vigilar a supuestos miembros y simpatizantes del movimiento de Fethullah Gülen, al que Ankara acusa de estar detrás del fallido golpe de Estado del pasado julio.
Buscando la colaboración alemana, los servicios de inteligencia turcos facilitaron a los alemanes un listado de unas 300 personas, entre las que había incluso dos diputados germanos.
El ministro de Exteriores alemán apuntó a una posible «provocación» por Ankara y reconoció que el escándalo daña las relaciones bilaterales.
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