LIMA.-América Latina (AL) necesita replantear su gasto en la (de 0 a 5 años) para mejorar la calidad de sus servicios y favorecer la igualdad de capacidades entre los niños más ricos y los más pobres, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentado hoy en Lima.
El libro «Los primeros años. El bienestar infantil y el papel de las políticas públicas» reveló que los avances de la región latinoamericana en escolarización, nutrición infantil y acceso a servicios de salud no fueron acompañados con un incremento de la igualdad de capacidades entre niños de orígenes socioeconómicos distintos.
La publicación contempla que el gasto promedio de Latinoamérica a la primera infancia es del 0,4 % de su producto interior bruto (PIB), casi la mitad que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es del 0,7 % , y menos de la cuarta parte de los países escandinavos (1,7 %).
Esas diferencias tienen «un fuerte impacto sobre los sectores más pobres de la región porque los más pequeños tienen serios retrasos cognitivos y de lenguaje respecto a sus pares de las naciones desarrolladas».
Los niños latinoamericanos de enseñanza inicial con una madre que no pasó de la educación primaria comprenden menos de un tercio del vocabulario que manejan sus compañeros cuyas madres completaron al menos la educación secundaria, según la investigación.
El libro es parte de la serie de publicaciones del BID denominada «Desarrollo en las Américas» y está editado por el asesor económico del sector social del BID, Norbert Schady (foto), y el economista del Departamento de Investigaciones del BID, Samuel Berlinski, quienes presentaron el informe en una conferencia de prensa.
Schady comentó a Efe que reconsiderar el gasto en la niñez temprana «es un reto extremadamente importante porque esa inversión es un factor absolutamente crítico para que los niños puedan construir sus propias capacidades y salir eventualmente de la pobreza».
La publicación sugiere políticas públicas como instruir a los padres en la estimulación temprana de sus hijos mediante la visita de especialistas a los hogares y capacitar a las cuidadoras de centros infantiles y profesores de educación inicial para que impulsen el rendimiento académico del niño.
La propuesta se basa en un estudio realizado en Jamaica, que demostró que los niños que se beneficiaron de una intervención dirigida a los padres en sus dos primeros años de vida tuvieron luego salarios un 25 % más altos que personas de origen similar que no recibieron esa atención cuando eran niños.
El informe también incluye otros estudios que demuestran que los alumnos que tuvieron maestros competentes durante tres años consecutivos se situaron en el tercio superior de aptitudes académicas, y los que estuvieron a cargo de maestros ineficaces cayeron al tercio inferior.
Schady aseguró que «actualmente no hay ningún país en Latinoamérica» que se preocupe por la calidad de las políticas públicas dirigidas a la primera infancia.
El economista destacó el programa social Cuna Más de Perú, destinado al cuidado diurno y acompañamiento de familias para niños de 0 a 3 años, así como otras iniciativas desarrolladas en Colombia, Brasil y Chile cuya eficacia aún debe ser evaluada.
«Hay países que simplemente se esforzaron en mejorar la infraestructura educativa, pero eso no ha llevado a un mejor rendimiento de los niños. La inversiones que no toman en consideración las interacciones de los niños con sus padres y maestros son verdaderamente inútiles», dijo Schady.
A la presentación del libro también asistió el economista jefe del BID, José Juan Ruiz, quien afirmó que invertir de manera adecuada en la niñez temprana «es tan importante como una reforma laboral o la construcción de carreteras».
EFE