LA PAZ.- La II Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático se celebrará en Bolivia con delegados de 42 países y la presencia de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Nicolás Maduro, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunciaron hoy fuentes oficiales.
Más de 2,000 personas se inscribieron en el foro que se realizará del sábado al lunes próximos en Tiquipaya, cerca de la ciudad de Cochabamba (centro), indicó al canal estatal la jefa de la Unidad de la Madre Tierra de la Cancillería, Danitza Mariaca.
Según la funcionaria, los asistentes debatirán sobre cuatro grandes ejes temáticos: las amenazas del capitalismo contra la vida, la construcción del modelo del ‘Vivir Bien’, el cambio climático y la cultura de la vida y el camino en la defensa de la vida.
Entre los inscritos, hay delegados de movimientos sociales e indígenas, grupos científicos y representantes gubernamentales.
Las resoluciones del encuentro serán presentadas en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-21) en París, en diciembre próximo.
El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, y el expresidente del Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático, Rajendra Pachauri, participarán en la inauguración del evento en Tiquipaya, que estará a cargo del presidente Evo Morales.
Ban Ki-moon llegará el sábado por la tarde a Cochabamba, y tiene previsto reunirse esa misma noche con Morales, para asistir al día siguiente durante unas horas al foro.
También ha confirmado su asistencia el alto representante general del Mercosur, Florisvaldo Fier, quien igualmente se reunirá con el presidente boliviano.
El lunes, el evento será clausurado en la localidad de Quillacollo, también cerca de Cochabamba, con la participación de Maduro, Correa y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, según el programa de la reunión.
La llamada Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático se celebró en la misma Tiquipaya el 2010, oportunidad en que se planteó a los países metas muy ambiciosas como la reducción de los gases de efecto invernadero en un 50 % respecto a los niveles de 1990, una meta diez veces superior a lo establecido en el protocolo de Kioto.