LA PAZ (Bolivia).- El Estado Plurinacional de Bolivia cierra uno de los años más convulsos de su historia reciente, que inclusive puede asemejarse con las protestas en la «guerra del gas» del 2003 o las tensiones del 2005, que también finalizaron con renuncias de presidentes.
El tránsito del 2019 al 2020 ha consistido para Bolivia en salir de un año electoral convulso para ingresar a uno nuevo de esas mismas características y no menos complejo.
La tercera crisis en 20 años
Tras casi catorce años en el poder, Evo Morales dimitió como presidente de Bolivia el pasado 10 de noviembre denunciando un golpe de Estado y viajó a México, donde permaneció asilado un mes y el 12 de diciembre llegó a Buenos Aires, donde solicitó refugio.
Bolivia estuvo sumida en un vacío de poder durante dos días tras los cuales asumió la presidencia interina la entonces senadora opositora Jeanine Áñez, luego de activar un mecanismo sucesorio avalado por el Tribunal Constitucional.
Con su dimisión, son cuatro los momentos, aunque por distintas circunstancias, que culminaron con la sucesión en el cargo presidencial en las dos primeras décadas del siglo XXI.
La primera dimisión fue la de Hugo Banzer en el 2001, aquejado por un cáncer terminal, y le sucedió su vicepresidente, Jorge Quiroga.
Le siguió la de Gonzalo Sánchez de Lozada el 2003 por los sucesos de una revuelta social conocida como «guerra del gas».
Sánchez de Lozada fue sucedido por su vicepresidente, Carlos Mesa, quien dos años después también renunció por las protestas regionales contra su gestión.
En aquella crisis renunciaron a su derecho constitucional a suceder a Mesa los presidentes de las Cámaras de Diputado y Senadores, a falta de un vicepresidente que pudiera asumir en reemplazo del entonces gobernante, dejando la Presidencia en manos del titular de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez.
Las crisis más duras
La crisis vivida en Bolivia entre octubre y noviembre evocó en algunos los recuerdos de la «guerra del gas», que también es llamada «octubre negro» porque ocurrieron en ese mes del 2003.
En los sucesos posteriores a las fallidas elecciones generales del pasado 20 de octubre murieron 35 personas, casi la mitad de las más de sesenta muertes que se cuantificaron en la «guerra del gas».
Hace dieciséis años, las protestas del «octubre negro» se enfocaron contra el Gobierno de Sánchez de Lozada, mientras que las tensiones posteriores a las pasadas elecciones enfrentaron a grupos civiles que se manifestaron en contra y a favor de Morales.
El analista Carlos Cordero dijo a Efe que el 2019 fue «de los años más intensos y que ha producido más transformaciones en los últimos 40 años», semejante a 1979, cuando se buscó una transición hacia la democracia tras una cadena de gobiernos militares dictatoriales.
Para la exministra de Comunicación de Morales Marianela Paco, fue uno de los años «más tensos» tras los casi catorce recientes en los que hubo «estabilidad social, política y económica».
La salida democrática
La vía electoral es la que se ha encontrado para salvar el momento mediante una ley nacional promulgada a fines de noviembre por el Ejecutivo transitorio del país y en la que participó el Movimiento al Socialismo (MAS), partido de Morales, que tiene mayoría en el Legislativo nacional.
Algo parecido pasó en el 2005, cuando el entonces presidente Eduardo Rodríguez llamó a elecciones mediante un decreto supremo, comicios que llevaron a Evo Morales a la Presidencia por primera vez.
El año 2019 deja un proceso electoral en desarrollo en el que se cumplió con la designación de autoridades electorales nacionales y regionales pero que tiene pendiente el anuncio de la fecha de los nuevos comicios, que podría darse en los primeros días del 2020.
La reinvención del MAS de Morales
En las elecciones del 2020, el MAS se presentará por primera vez sin Evo Morales como candidato a la Presidencia del país, aunque sus seguidores buscan mantener vigente su liderazgo al tenerle como jefe de campaña desde su asilo en Argentina.
Para Cordero, el que Morales haya dejado el poder y que no sea candidato en las próximas elecciones fue uno de los cortes más significativos ocurridos este 2019, pues consideró que a su alrededor se estructuró «una especie de liderazgo único e insustituible, inigualable» que logró unificar a varios sectores.
A su juicio, es preciso que para evitar un posible «proceso de fragmentación», el MAS y Morales se «reinventen» con un cambio en su actitud y discurso, algo que hasta el momento no ha percibido.
Para Paco, uno de los focos del MAS está en el nombramiento de «otra persona» para abrir una nueva etapa en la «revolución» iniciada por Morales.
«Hay varios liderazgos, no hay uno solo», apuntó Paco, aunque sin referirse en concreto a los casos de los excancilleres David Choquehuanca y Diego Pary que junto al dirigente cocalero Andrónico Rodríguez se perfilan como posibles candidatos masistas.
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