LA PAZ (Bolivia).- Estado Plurinacional de Bolivia encarará un nuevo año electoral en el que será renovado todo su mapa de poder pues, además de los nuevos comicios generales, también se elegirá a los Gobiernos regionales y municipales para el próximo quinquenio.
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Los comicios fallidos
Bolivia espera nuevas elecciones este año tras quedar anuladas las del pasado 20 de octubre, en las que fue declarado vencedor el expresidente Evo Morales para un cuarto mandato consecutivo.
Esas elecciones fueron anuladas en medio de denuncias de fraude a favor de Morales, quien el pasado 10 de noviembre anunció su renuncia denunciando un golpe de Estado para derrocarlo.
Un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) confirmó que en las elecciones bolivianas hubo «operaciones dolosas» que alteraron «la voluntad expresada en las urnas».
El anterior órgano electoral que gestionó estos comicios acabó procesado, con sus integrantes en prisión preventiva, acusados de delitos electorales relacionados con ese supuesto fraude.
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La ruta hacia las nuevas elecciones
La concertación entre los partidos con representación parlamentaria, incluidos el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y Unidad Demócrata, la formación de la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, dio lugar a la ley que anuló la votación del 20 de octubre y que permitirá llamar a nuevos comicios.
Los nuevos vocales electorales, seis designados por el Legislativo boliviano, donde el MAS tiene la mayoría, y uno nombrado por la presidenta Áñez, que tiene esta potestad, tienen hasta el 6 de enero para convocar a las nuevas elecciones.
También se tramita una ley, por iniciativa del Senado, para ampliar el actual mandato del Ejecutivo y el Legislativo, que concluye el próximo 22 de enero, ante la imposibilidad de celebrar elecciones para renovarlos antes de esa fecha.
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El panorama político
El país encara el nuevo año electoral tras un 2019 que se tornó conflictivo luego del fallido proceso electoral que dejó «ciertas dicotomías» en el ámbito político que deberán tener en cuenta quienes postulen en los próximos comicios, dijo a Efe el analista político Marcelo Silva.
La primera dicotomía se da entre «lo viejo y lo nuevo», pues incluso antes de octubre ya se hablaba de la necesidad de «oxigenar» a la política boliviana a través de nuevos actores frente a liderazgos que en los últimos años han sido casi inamovibles, consideró el experto.
Una segunda fractura es la de los proyectos y aspiraciones de cada departamento boliviano, ante la cual habrá que ver si las candidaturas son capaces de presentar una «posibilidad electoral» que complete «una esfera nacional más que esta nítida diferencia regional».
También se debe tener en cuenta el carácter étnico para no dejar sin representación a sectores como los pueblos indígenas que «parecen hoy algo soslayados».
Una última dicotomía es «la moderación contra la audacia» en términos de discurso, algo que se vio en las movilizaciones posteriores al 20 de octubre, con líderes radicales frente a políticos tradicionales moderados.
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El MAS sin Evo Morales
Será la primera elección que el MAS encarará sin Morales como candidato, algo que ese partido había logrado evitar hasta ahora con recursos judiciales que le permitieron presentarse a los comicios de 2014 y 2019 pese al límite constitucional de dos mandatos continuos.
Morales no ha dejado de hacer política desde que salió de Bolivia el pasado 11 de noviembre, primero desde México donde permaneció asilado un mes, y ahora desde Argentina, donde tramita refugio.
Los nombres de exministros como Luis Arce, Diego Pary y David Choquehuanca, o del líder cocalero Andrónico Rodríguez suenan como posibles candidatos presidenciales del MAS, si bien la decisión final se tomará el próximo 19 de enero en una reunión en Buenos Aires anunciada por Morales, el jefe de campaña de su partido.
Silva calificó de «compleja» la situación del MAS, que «parece ya no ser un partido sólidamente unificado», pues se ha visto que no hay «una sintonía muy clara en relación a las determinaciones que se toman en Argentina» con la «lectura de coyuntura» de aquellos dirigentes que no participan en las reuniones masistas en ese país.
Esto a raíz de la molestia expresada por algunos parlamentarios del MAS que han quedado al margen de esas reuniones en Argentina.
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Otros actores políticos
En la otra vereda han surgido diversas aspiraciones presidenciales, entre nuevas y otras conocidas, como la del exmandatario Carlos Mesa, que fue el principal contendiente de Morales en octubre y ha confirmado que volverá a postular.
Mesa, que ha respaldado al Gobierno interino pero no es parte del mismo, ha mantenido hasta ahora un perfil bajo a diferencia de los cívicos Luis Fernando Camacho y Marco Pumari, cuyos liderazgos y alianza emergieron durante la reciente crisis.
Camacho y Pumari tuvieron fuertes encontronazos en el último mes por sus aspiraciones presidenciales personales, aunque finalmente anunciaron el 30 de diciembre una renovada alianza para ser candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia, respectivamente.
Silva consideró que, si bien su debut político «no fue el más auspicioso» por el escándalo previo a su alianza, «juntos no dejan de tener alguna opción política importante» porque se presentan como líderes nuevos con una propuesta nacional.
«Esperando que no nos presenten más escenas de telenovela, habrá que ver el desempeño electoral que tienen», agregó.
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Elecciones regionales y municipales
El 2020 es un año «eminentemente electoral» porque además de elegir presidente, vicepresidente y parlamentarios nacionales, también se deben celebrar las elecciones subnacionales, lo que supondrá una nueva conformación del «mapa de poder completo en Bolivia», destacó Silva.
«Por lo tanto, habrá que tomar muchísima atención sobre el cambio de correlaciones de fuerzas después del proceso electoral anulado, que indiscutiblemente ha movido el tablero del país», concluyó.
EFE/Gina Baldivieso
Foto Infobae
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