Esta famosa bóveda ‘del fin del mundo’ fue construida en una ladera de montaña del Ártico para proteger el suministro de alimentos a nivel mundial en caso de un cataclismo global. La guerra en Siria ha propiciado que se retiren las semillas del Banco Mundial de Semillas de Svalbard.
Las semillas, incluidas muestras de trigo, cebada y pastos adaptados a las regiones secas, han sido retiradas de la bóveda internacional ‘del fin del mundo’ en Svalbard por investigadores en Medio Oriente, según informa Reuters. El banco de semillas de Alepo ha mantenido el funcionamiento en parte, incluyendo un almacenamiento en frío, a pesar del conflicto. Sin embargo, ya no es capaz de mantener su papel como centro de cultivo de semillas y su distribución a otras naciones, principalmente en Oriente Medio.
El proyecto ‘Svalbard Global Seed Vault‘, financiado por el gobierno de Noruega y mantenido por el Global Crop Diversity Trust, busca la «protección permanente de los alimentos del mundo» y para ello guarda en su interior una copia de cada una de las muestras de semillas de todo el planeta.
La intención es evitar «una futura pérdida de diversidad». Todas estos duplicados están en el interior de búnker, a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte. Está construido para resistir el paso del tiempo y a los desastres naturales o a los provocados por el hombre.
La conservación de las semillas en la bóveda será un servicio gratuito, y los países que envíen sus muestras seguirán siendo siempre sus propietarios. Todos ellos podrán recurrir a las copias de repuesto que se conservarán en el búnker ártico siempre que una de las variedades desaparezca de su medio natural
Según explica ‘Global Crop Diversity Trust’ en su página web, esta bóveda «garantizará durante siglos millones de semillas representando cada variedad de cultivo importante disponible en el mundo hoy».
Este proyecto nació ante el habitual estado de alarma de los científicos por la pérdida de la diversidad de los cultivos y la vulnerabilidad de las colecciones de semillas del mundo. La idea de establecer un centro de semillas en Svalbard se remonta a la década de 1980. Sin embargo, fue con la entrada en vigor del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación en 2004, cuando se convirtió en una posibilidad que llevar a la práctica.
Su uso es similar al de una caja de seguridad en un banco. El banco posee el edificio y el depositante posee el contenido de su caja. En el caso de esta bóveda de semillas, Noruega es propietaria de la instalación y los bancos de germoplasma que envían las semillas son dueños de éstas, no hay transferencia de propiedad.
Del mismo modo, el material almacenado no está disponible para los criadores. Las semillas se almacenan en lo que se conoce como acuerdos de «recuadro negro», lo que significa que los paquetes de semillas y cajas enviadas para su almacenamiento no se abrirán o no se envían a cualquier persona excepto al depositante original, en el caso de que éste se lo pida. Son los responsables de las semillas y nadie más puede tener acceso a ellas.
Casi un millón de muestras registradas
‘Svalbard Global Seed Vault’ le cuesta anualmente la Ejecutivo noruego unos 300.000 dólares, en los que colabora también la ‘Global Crop Diversity Trust’, que incluye empresas y fundaciones.
Se espera que a lo largo de los próximos años, la bóveda vaya llenando poco a poco sus estanterías metálicas, hasta albergar 4,5 millones de muestras de todo el planeta (en total, más de 2.000 millones de semillas). El enorme depósito subterráneo cuenta con más de 860.000 muestras provenientes de casi todas las naciones, incluyendo a Irak y Corea del Norte.
Para garantizar la conservación de las semillas en las mejores condiciones posibles, un sistema de refrigeración artificial mantiene las cámaras donde se guardan las muestras a 18 grados bajo cero, la temperatura óptima para preservarlas, reporta lainformación.com